Un niño reencarnado

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Desdeaqui mucho cambia, mucho de los por que se multiplica y otros se contestan y si señoritas! Es un Tomarry ya mensiones que amo está pareja?
Agradezco a mi beta!
A Psycopaula por sus fangirleos conmigo y la historia! Así que sin más....
Showtime!!
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La calma del despacho era congruente con la alta figura encapuchada frente al anciano mago.
- Está a salvo. -. No era una pregunta; la voz envejecida por agotamiento y el tiempo se oía aliviada.
- Lo está, aun así, Albus Dumbledore no es seguro que la profecía no se cumpla, ni mucho menos el resurgimiento de eso. -. La voz a la vez femenina y masculina hablo, los cuadros escuchaban atentos. - Sabes que…eso me enfurece. -. Albus asintió, aunque sus vellos se erizaron ante la amenaza de la figura encapuchada, los intentos de inmortalidad de Voldemort habían enfurecido a la muerte de sobre manera, si bien, ella aceptaba el cultivo como una forma de alejarla, era por el esfuerzo que se imponía en él, nunca de la manera tan atroz que Voldemort había logrado.
- No puedo ayudar a Sirius Black… pero a Harry sí. -. Suspiro el viejo mago. - Ojalá pudiera salvar a Tom... -. La muerte parecía entender.
- El pasado es el pasado. -. Suspiro. - Te veré de nuevo pronto. -. Se desvaneció ante la promesa.
- Ah~. -. Suspiro el viejo.
- Está a salvo. -. Dijo el cuadro tras él, el de Armando Dippet, su antecesor. - Eso está bien, Albus. -. Le consoló.
- Quisiera que nunca tuviera que volver, sufrió lo suficiente por su "familia" y tanto quisiera que Tom no hubiera.... -. Las lágrimas caían de esos ojos celestes.
- Hiciste lo correcto. -. Consoló el cuadro
- Ojalá pudiera hacer más. -. Al menos había obrado en la memoria de James y Lily enviando a Harry a un lugar seguro.
El silencio reinó, pero de pronto un ave apareció de un fogonazo.
- ¿Fawkes? -. El ave, un precioso fénix, se posó en su mesa dejándole una carta.
- ¿Severus? -. Dijo al ver el remitente, la abrió para después de leer salir disparado a la chimenea y gritar "¡San Mungo!". Su rostro lleno de incredulidad y miedo.
***
El niño de cabellos negros como ala de cuervo, facciones aristocráticas dormía profundamente, Severus Prince estaba sentado al lado suyo sosteniendo un diario de pastas negras.
Dumbledore se acercó al hombre de ojos negros que parecía más perdido que en medio de una tormenta de sentimientos.
- Severus... -. El hombre alzó la mirada, el niño debía tener 3 años cuando mucho.
- Él... Es mi hijo. -. Soltó sin tacto.
- Tu.... ¿Hijo? -. Severus enterró su rostro entre sus manos en signo de desesperación.
- No sabía que lo tenía, su madre trato de... usarlo como... reencarnación del señor oscuro. -. Susurró tendiendo el cuaderno. - Ella aseguraba entre gritos que él era la reencarnación de él y antes de que la aturdieran... Me grito que debía estar agradecido de haberla dejado darme un niño con mi sangre mestiza.
Resopló mirando al niño que seguía inconsciente la mujer loca estaba siendo internada en Azkaban.
- ¿Cómo se llama? -. Albus se aseguró que su voz no temblará al sentir una magia muy, tenue de algo que ya no estaba allí.
- Thomas Pollux Prince. -. Susurró Severus agotado, mirando al niño inconsciente, la emociones que se deslizaron por sus ojos tan tormentosas como confusas, para él y los otros.
- ¿Por qué no vas a descansar? -. Albus miró las bolsas bajo los ojos del hombre y sus ojos rojos. - Yo me quedare. -. Prometió.
Severus dudo, pero acabo por asentir.
- Mándame un mensaje si despierta. -. Tras el sí del director, se fue algo más calmado.
Albus miró al niño.
- Muerte... ¿Aún quieres la varita? -. Dijo al aire sintiendo de inmediato el frío que acompañaba a la encapuchada.
- ¿Quieres que le mate? -. Dijo sin emoción
- ¿Es Tom? -. La voz del viejo mago no transmitió nada.
- Si.
- [….] Creo que hay algo mejor.
***
El niño despertó tres días después.
Severus se acercó al pequeño de ojos azul celeste que lo miraba entre asustado y confundido.
- ¿Quién eres? -. Apretó su cobertor. - ¿Dónde? -. Severus se preparó para lo siguiente, seguramente preguntaría por su madre, Albus Dumbledore estaba cerca, expectante. - ¿Dónde estoy? -. Su mirada confundida se dirigió al sanador. - ¿Yo...?
- ¿Pasa algo? -. Preguntó Severus cuando el sanador hizo escaneos de inmediato para el niño.
- Tiene Amnesia. -. Sentenció.
***
El niño se hallaba en brazos de su... padre, el hombre le cargo hasta su casa.
Nunca lo había visto y no recordaba a su madre.
El anciano le sonrió con verdadera energía, aunque le dio desconfianza, luego, lo miró con confusión.
- Bueno Severus si necesitas algo no dudes en usar el Flu, sé de niños pequeños, aunque no lo creas. -. El jovial anciano les sonrió, Severus pensó largo rato.
- ¿Puede ser su padrino? -. Eso desconcertó al mayor.
- ¿Quieres darme su apadrinamiento? -. Albus se congelo de la sorpresa, no se había esperado eso de entre todas las cosas.
- Creo que lo mejor para él, es estar lejos del tipo de gente que era su madre. -. Albus asintió comprendiendo.
- Me encantará ser su padrino. -. Sonrió destellante y Severus casi.... casi se arrepiente, mirando a su hijo en brazos le dio la mirada más sería que tenía, dando a entender que era muy importante el tema.
- Tom él es tu padrino, de ahora en adelante. -. Tom lo miro con esos ojos celestes que se derritieron un poco al ver la felicidad del viejo mago.
No sabía, pero su destino estaba sellado.
***
Los días poco a poco fueron pasando, cuando Tom demostró ser muy inteligente, Severus comenzó a enseñarle a preparar pociones, la verdad de los Prince es que en vez de sangre corriendo en sus venas, éstas estaban llenas de pociones como si de calderos se tratasen.
El niño comenzó a aprender a cortar, recolectar y separar, lavar y seguir instrucciones y Severus se halló disfrutando de animar y compartir tiempo con el pequeño de ojos celestes, Albus iba cada fin de semana a tomar el té, le daba a Tom libros, Muggles, de magia, de pociones incluso le dio uno de escobas.
El niño dejo atrás su desconfianza volviéndose más alegre, aun así era maduro y casi no reía en público, lo hacía con su padrino y padre pero un extraño jamás creería que este era un niño de 3 años.
Muerte vio oculta entre los pliegues de su capa de invisibilidad la alegría de Tom al recoger correctamente un poco de branquialgas para su padre, el cual conjuro un envase de vidrio para contener en perfecto estado las plantas mágicas, cuando Tom se cayó en un charco hizo un puchero, mientras Albus reía un poco más allá, el mago más viejo se acercó levantó al pequeño y Severus le seco la ropa mientras ambos se aseguraban que estaba bien.
- Eres alguien muy raro Albus Dumbledore. -. La muerte no dejo de observar la escena, comparándola con cierta convivencia familiar que vislumbrara en un lugar tranquilo.
- Cualquier otro mataría a una "amenaza", sin embargo, tú perdonas y das otra oportunidad. -. Susurro y se desvaneció.
Tal vez está vez sería diferente.

Hijo del Jade y el NigromanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora