El curioso joven observó atento a los hombres sacar con cuidado varias cajas de aquél camión enorme, sus ojos no le permitían reconocer más detalles, pero estaba seguro de que los paquetes que cargaban contenían maquillaje y alimentos en polvo. La tecnología años atrás les permitió convertir casi cualquier alimento en polvo para su rápido transporte y frenar la descomposición natural, tales polvos tenían la réplica exacta del sabor que se deseara pero prácticamente su textura era cremosa, por lo que eran parte de una dieta exclusiva para personas cuyas enfermedades, dietas o condiciones no les permitían tomar alimentos sólidos. Su mente comenzó a divagar entre distintas teorías, pactos con el gobierno, experimentos secretos, entre otras más delirantes que optó por descartar.
—Seyrkan, ven a comer, hijo —La dulce voz de su madre irrumpió en sus pensamientos obligándolo a regresar en sí mismo, comprendiendo el mensaje procedió a bajar del enorme roble por el que observaba con curiosidad a los que habían sido sus vecinos desde hacía tres años y quienes por alguna razón adquirían más ropa de mujer, alimentos no sólidos y maquillaje a pesar de que él jamás conoció a un individuo del género femenino que formara parte de su familia, mucho menos uno tan importante como para usar esas prendas tan lujosas cuyo costo estimaba era el triple de lo que ganaba su padre en tres años de trabajo. Según las propias palabras de su padre, en esa casa habían mujeres pero siempre llevaban uniformes de servidumbre, Seyrkan se negaba a creer que ellas eran las que portaban esos vestidos y accesorios de sumo lujo.
Caminó atravesando el jardín de su casa, no respondió nada al llamado de su madre pues rechazaba la idea de hablar a menos que fuera realmente necesario, como aquellas ocasiones donde se encontrara en peligro. El castaño encontraba su propio entretenimiento solamente observando el panorama ya que desde muy pequeño parecía tener una especie de obsesión con los detalles, constantemente sentía una necesidad de conocer cada aspecto de lo que pasaba a su alrededor y en especial de lo que le interesaba, su superioridad analítica le hizo tener burlas de los hijos de los escasos vecinos pero además de eso nunca tuvo problema alguno con su condición pues sabía que en algún momento su pacto de silencio terminaría.
Al entrar a la cocina, lo primero que hizo fue inspeccionar lo que había cambiado, los frascos desacomodados y los recipientes con mezclas de ingredientes que podía percibir perfectamente usando solo su olfato, el padre de Seyrkan solía bromear con esa actitud perfeccionista y su interminable pacto silencioso pero el joven podía percibir que en el fondo su padre sabía la razón de su actuar y por supuesto podía sentir lo mucho que lo amaba a pesar de su personalidad. Después de comer tranquilamente mientras leía, se dispuso a acomodar y limpiar todo, ignoraba sus necesidades básicas de vez en cuando, solía ser capaz de mantenerse días sin comer o dormir, tenía control absoluto sobre su propio cuerpo por lo que el gobierno desarrolló cierto interés en él, mensualmente iba a consultas médicas en las cuales su madre mentía para hacerlo ver como un niño que simplemente no hablaba a pesar de tener la capacidad para hacerlo, un niño que meses después fue diagnosticado con síndrome de asperger.
Tras acomodar todo subió al ático para tomar su drón y control remoto con la finalidad de jugar con éste en el exterior, aquel aparato había sido su regalo meses atrás en su cumpleaños diecinueve y le era bastante útil en los momentos en los que el aburrimiento lo consumía, fuera la que fuera la situación, solo habían tres casas a más de doscientos kilómetros a la redonda, el resto eran terrenos los cuales estaban ocupados por huertos en los que su padre laboraba la mayor parte del día. Aunque su casa fuera bastante pequeña y él estuviera cómodo en ella, regularmente se preguntaba quién gastaría tanto dinero en construir una enorme casa en medio de la nada, las teorías ilegales pasaban por su mente así que guiado por la curiosidad soltó el drón para que volara y lo controló para llevarlo al tejado de aquella enorme casa, con la finalidad de espiar y confirmar o en efecto, negar sus teorías, la pantalla en el control mostraba las imágenes en tiempo real y hasta el momento todo le parecía bastante normal, no fue hasta que se topó con una caja de cristal, que su inocente juego le daría una enorme sorpresa. Movió el dispositivo para poder tener un nuevo ángulo, su corazón fue abordado por la sorpresa al ver lo que aquella caja contenía, sus manos no respondieron y soltó el control por el susto, provocando así que el drón se quedara atascado en ese tejado.
Invadido por el asombro y el terror, revivió incrédulo la escena en su cabeza, había captado algo que en su vida se imaginó que encontraría, era una criatura humanoide la que se encontraba presa en la caja de cristal, parecía un híbrido humano, o semi-humano pues poseía orejas de un animal como un mamífero y cuernos como los de un antílope aunque un poco más gruesos, pero su cola se diferenciaba ya que esta poseía unas enormes escamas como coraza, a pesar de todo eso sus rasgos faciales eran indiscutiblemente humanos, Seyrkan pensó que era una estatua o juguete hasta que la criatura volteó sintiéndose atraída por el aparato tecnológico provocándole tal susto, el castaño se dio cuenta de que era real y al parecer era hembra, considerando sus posibilidades llegó a la conclusión de que se había metido en un gran problema y ahora tenía que ir a recuperar el drón antes de que fuera descubierto. Se encaminó escalando un árbol para subir y lograr su hazaña pero al posar un pie en una ventana pudo escuchar una conversación que tuvo lugar dentro de la casa.
—Señor, esa criatura ha hecho mucho escándalo últimamente, las mujeres que contrató para cuidarla quieren renunciar, las ha quemado y congelado varias veces y esto no lo podemos permitir, tiene que sedarla o morirá por no permitir los cuidados, además me informaron que cada vez se alimenta menos, tiene que hacer algo al respecto —Seyrkan se quedó atento para escuchar más, tal vez la información le serviría para comprender, aferró sus delgadas manos al borde de la ventana y usó como soporte para sus pies la rama del árbol.
—No te preocupes, Aldo, entenderá. La haré entender —Ambos siguieron caminando por lo que Seyrkan decidió mejor continuar también con su propio camino, casi al llegar al tejado escuchó a ambos hombres salir primero que él y maldijo mentalmente, si descubrían el drón sabía que sería tu fin pero aun así permaneció oculto y sereno, uno de ellos se quedó atrás y el que parecía ser el superior se adelantó hasta la caja y golpeó dos veces el cristal para llamar la atención de la prisionera y hacerla voltear, en cuanto descubrió quién la llamaba retrocedió gruñendo asustada, unas protuberancias parecidas a espinas se erizaron en su columna y vibraron al son de su gruñido.
—Sácala —Ordenó seriamente, ignorando la hostilidad de la criatura, otras tres mujeres llegaron y con ayuda del lacayo la sacaron arrastrándola, ella se defendía como podía pero era demasiado tarde, la inmovilizaron para llevarla frente al superior quien de un golpe la hizo caer contra el suelo dejándola indefensa, Seyrkan se removió furioso e impotente, no era justo el trato que tan hermosa criatura recibía.
Admiró como estando aún en el suelo aquella prisionera se removió y su cuerpo desprendió unas llamas que hicieron que todos retrocedieran, tosió y se levantó como pudo apoyándose con dificultad en sus piernas y brazos, su cuerpo no dejaba de arder en fuego pero parecía no molestarle en absoluto pues ella misma lo producía, recuperaba su fuerza hasta que repentinamente un choque eléctrico producido por un arma paralizadora la hizo retorcerse mientras chillaba y las flamas se apagaban lentamente acompañando su sufrimiento —.es inútil que te defiendas —El hombre le escupió las palabras, la criatura sólo se quedó en el suelo mirando hacia donde Seyrkan se encontraba, al percatarse de su presencia intentó llegar a él pero se desmayó en el camino y por suerte no reveló su ubicación.
—Eres muy valiente, pero si te niegas a comer y sigues lastimando a mis empleados, esto empeorará. Devuélvanla —Los demás obedecieron su comando, después de dejarla encerrada se retiraron así que Seyrkan aprovechó para saltar y adentrarse, visualizó el drón en una de las esquinas atorado entre unas cajas, agradeció que no lo hubieran notado o ya estaría muerto, sabía lo suficiente como para decir que esas personas eran del tipo que elimina a cualquier testigo que tenga conocimiento sobre sus experimentos, regresó intentando hacer el menor ruido posible pero un chillido logró sobresaltarlo, suspiró y agradeció a los dioses que sólo había sido su experimento el que lo descubrió y quien lo observaba fijamente mientras meneaba la cola, al haber recuperado ya su drón, se tomó el tiempo para acercarse y colocar la mano sobre el cristal, la criatura puso la suya donde la de él y le sonrió, Seyrkan dio dos pasos hacia atrás instintivamente, no era posible ellos la maltrataban, ella se defendía de ellos violentamente así que el hecho de que le sonriera era totalmente ilógico, se sintió mareado por tanta información y decidió salir de ahí lo antes posible. No quería meterse en esos asuntos, pero aunque sabía que era peligroso, le intrigaba bastante esa criatura y sin duda volvería alguna vez.
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Zerkanya y la rebelión de Varthrân【En edición】
FantasyCriada dentro de un palacio lleno de magia y seres espectaculares, entrenada para ser una guerrera; Zerkanya lucha contra las burlas de sus compañeros por ser hija de tres sangres, por ser la primogénita entre un humano y una híbrida. La discrimin...