41.- Reencuentro

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Dentro del calabozo de Klakham, en una de las celdas exclusivas, Sephyra se encontraba deseando morir, el encierro la estaba volviendo loca, intentaba congelar y quemar cada barrote pero estos eran a prueba de magia, golpeó la pared repetidas veces hasta que los nudillos le sangraron y gritó, gritó hasta que la voz le abandonó el cuerpo.

Nuevamente pasó otro día sin comer, dentro de ese lugar la estaban matando de hambre, su estómago rugió exigiéndole alimento, hasta parecía que amenazaba con consumirse a sí mismo, se dejó caer, volteó un momento a ver la pared, estiró su mano y con la punta de su dedo la tocó, apenas una pequeña parte se congeló pero se derritió casi al instante, comenzó a llorar, sus poderes se estaban debilitando, y su alma también.

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— ¿Cuál es tu relación con ella? ¡Habla! —la albina negó, Astrel estaba al límite de su paciencia.

— ¿Quién es la niña? —finalmente cambió la pregunta, la sujetó del cuello y la levantó, Alex intentó frenéticamente alcanzar el suelo, tosió varias veces, el oxígeno faltante la hizo sentir mareada.

—Su hija —respondió débilmente, Astrel la dejó caer.

— ¿Hija? ¿Tiene hijos? —ella asintió mientras seguía tosiendo para intentar recuperar el aire.

—Lizar, nuevo objetivo, tráiganme a esa niña —Alex volteó asustada.

— ¡No! —gritó, Astrel volvió su mirada a ella.

—Anda, ve a evitarlo, perro mugroso —la sujetó del cabello y la obligó a levantarse, la sonrisa que esbozó asustó a Alexandrya, le estiró el cabello para acercarla a él.

—Ve, intenta evitarlo —habló cerca de su rostro, la joven cerró los ojos, Astrel la soltó y empujó, rió a carcajadas mientras la observaba transformarse y correr.

—Zerkanya —llegó corriendo, alertando a la pelirroja.

—Alex, ¿qué sucede?

—Unos soldados de Klakham, quieren a Zakarie —Zerkanya enfureció y llamó a Tormenta.

—Defiendan el perímetro, maten a los que sea necesario, no permitan que se acerquen —Tormenta asintió en entendimiento y salió volando para preparar a toda la colonia.

— ¿Cómo se enteró? —Alexandrya se encogió de hombros, sus orejas bajaron dándole la respuesta.

— ¡¿Le dijiste sobre Zakarie?! —preguntó empujándola hasta que su cuerpo chocó con una de las paredes de la cueva.

—Me torturaron, no creí que ellos quisieran a Zakarie, creí que tú eras su objetivo.

—Yo no soy el objetivo, ¡el poder es su objetivo!, ese hombre cree que los híbridos son portadores de un poder inmenso, por eso quiere a mi hija, por eso me quería a mí —vociferó, su cuerpo ardió en llamas, cerró los ojos y suspiró pesadamente antes de volver su mirada a ella.

—Cuídalos, iré a luchar —ordenó y tomó una de las espadas que había colgado en la pared, afortunadamente todo ese tiempo entrenó para aprender a luchar sin un brazo.

Llegó al límite viendo que efectivamente, unos soldados se acercaban con arma en mano, dispuestos a luchar para conseguir llevarse a Zakarie. Duraron horas en combate, los dragones quemaron a unos, se comieron a otros y algunos cuantos soldados huyeron acobardados, Zerkanya venció al último, suspiró, era un riesgo enorme que Astrel se enterara de la existencia de Zakarie.

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—Mi señora, despierte —Sephyra abrió débilmente los ojos, al levantar la mirada se encontró con un cuervo parado en el borde de la ventana que se encontraba cerca del techo.

—Sonaya? —se intentó sentar, pero estaba tan débil que no logró mantenerse, el cuervo entró y se transformó en el joven ayudante.

—Vine a ayudarla —Sephyra sonrió, no pensó que podría ser rescatada de tal situación.

—Tome mi mano —el joven se acercó y le extendió la mano, ella la sujetó torpemente, su cuerpo fue transformado en el de un pequeño ratón.

—La sacaré de aquí, mi señora —él se transformó de nuevo en el cuervo y se la llevó volando, rescatándola de aquel frío y deprimente lugar. El ave cruzó por el bosque, volando varios kilómetros hasta llegar al bosque, a la cabaña de Lithia, pues sabía que ahí había alguien que la ayudaría.

Se transformaron de vuelta en humanos, él la dejó frente a la puerta y tocó.

—Aquí estará bien, mi señora —volvió a transformarse y salió volando, Seyrkan abrió y no vio nada hasta que volteó al suelo, retrocedió sorprendido.

— ¿Sephyra? —ella respondió a su nombre levantando la mirada, al toparse con Seyrkan sus ojos se abrieron con sorpresa.

—Seyrkan —ambos sintieron una alegría inmensa, Sephyra fue capaz de sentarse, Seyrkan la abrazó, ella comenzó a llorar diciendo que lo sentía.

— ¿Qué te pasó? —preguntó al ver su estado.

—Me encerraron en el calabozo en Klakham, no he comido en días y mis poderes están muy débiles —él la cargó hasta adentro y buscó algo para darle de comer, le entregó un pedazo de pan mientras preparaba algo, ella comió con ansiedad, devorando el trozo en segundos.

— ¿Por qué te encerraron? —se acercó y le entregó un plato de sopa, ella sopló un poco para que se enfriara.

—Para eso necesito contarte toda la historia, dudo que te agrade —tomó un sorbo dándose cuenta de que todavía seguía muy caliente.

—Quiero saber toda la historia, no importa lo que haya pasado, sé que lo que sea que hayas hecho no merece este castigo tan duro —ella sonrió levemente y se dispuso a contarle todo.

Zerkanya y la rebelión de Varthrân【En edición】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora