Me quedé en la parada del bondi junto con mí mejor amiga y su progenitor, lo cuales están esperando a que venga Paulo para irse.
Y sí, me iban a dejar ahí mientras ellos se iban en auto, por el simple hecho de que a Agustina la había llevado otra chica antes y le tenía que devolver el favor, iba a dejar a su mejor amiga tirada.
Ví al castaño desde lejos venir con una de sus amigas, prácticamente corriendo hacia mí. Una vez llego me miró con el ceño fruncido y pasó uno de sus brazos por mis hombros.
—Chau Acie—se despidió mí mejor amiga pero nunca recibió una contestación por mí parte.
Giré la cabeza al ver que Paulo me estaba mirando y fruncí el ceño para después sacar su brazo de encima.
—¿Es joda no? ¿Son mejores amigas y te deja tirada?—interrogó poniendo otra vez su brazo por mis hombros—Nunca me cayó bien, es re falsa y careta.
Abrí los ojos al escuchar esas palabras y lo miré, vi como tensaba la mandíbula y mantenía un semblante serio, nunca lo había visto así de enojado.
—Posta, ¿es imbécil o práctica? Y el padre encima no dice y hace nada. Mirá si no venía yo y te pasaba algo Acie—habló todavía con más bronca, hice una mueca.
—Bueno, ya está, calmate—pedí, el me miró y beso mí cabeza.
—No quiero que te pase nada Acie, sos muy importante para mi—formuló y caminamos hasta la parada del bondi que correspondía.
Una vez llegamos empezamos a hacer la fila para entrar por orden porque después se iba a armar un quilombo bárbaro. Apenas entramos en el colectivo nos sentamos al fondo como de costumbre.
—Sentate arriba mío—palmeó sus piernas, dude un poco en hacerlo pero finalmente lo hice, incoscientemente el paso sus manos por mí cintura y me abrazo.
Teníamos más de veinte minutos de trayecto, ya que el bondi iba lleno y paraba en todas estaciones. En el camino iban cantando algunas canciones, dando golpecitos a los sillones, armando quilombo en sí.
Antes de llegar al pueblo de Paulo me tire un poco para atrás y me apoye en su pecho.
—¿No vas a ir a tu casa?—susurré, el apartó la vista del chico con el que estaba manteniendo una conversación y me miró, negó.
—Me quedó en casa de Diego con los demás—explico, asentí y volví a ponerme como antes.
Cuando llegamos a la última parada de bondi, la mía. Bajamos y empezamos a caminar hasta mí casa, la cual quedaba alrededor de media hora, tirité nada más salir del trasporte y el lo notó, por lo que me abrazó mientras caminabamos.
El trayecto fue llevadero, hablamos de bastantes temas y cuando ya quise acordar estabamos entrando en la calle, mí casa se encontraba al final de esta.
Cuando estuve enfrente de la puerta, saqué las llaves que las había guardado en mis tetas haciendo reír al ojiverde y lo miré para después acercarme y darle un beso la mejilla.
—Gracias por acompañarme, sos un sol—agradecí con una sonrisa y giré la llave, pero antes de que pudiera entrar tironeó de mí brazo y me chapó.
—Chau bebé.
Una de las pocas veces que realmente te preocupaste por mí Paulo o eso creí...