3 semanas después.
Saqué la jarra de agua de la heladera y el paquete de chisitos junto con las galletas de la alacena, para después vertirlos en un boul y colocarlos en la bandeja.
—¿Voy armando las hamburguesas Acie?—preguntó la rubia alzando la voz.
—¡Sí!—contesté y agregué—¡Yara vení!—la morocha no tardó en aparecer en la puerta y se encogió se hombros e hizo un gesto con la cabeza para ver qué quería—Agarrá los vasos y serví la Coca-cola que está ahí abajo.
—¿Y el agua para quien?—preguntó mientras sacaba los vasos del instante.
—Para Agus, sabes que no toma nada con gas, porque está en el gym—hice comillas, está se encogió de hombros restándole importancia.
—Pero si vos también vas y le mandas hasta a la empanada, ¿que dice esta piba?—abrí los ojos de par en par y estallé en carcajadas al ver el comentario con doble sentido que hizo—Si vos reite pero bien que te chapaste a una pendejita de ocho cuando tenías diez, esa no me la olvidó yo.
—Queria experimentar che—me quejé riendo y contagiandola a ella también—Lo triste es que chape primero con una piba antes que con un chabón y encima fue hace nada con Paulo.
—¿Como que chapaste con Paulo? ¿Que? ¿Cuando nena?—interrogo con los ojos bien abiertos la castaña haciéndome reír.
Era con una de las que menos me juntaba y hablaba pero habíamos tenido la oportunidad de juntarnos varias veces solas y hablar de cualquier cosa aparte de que era un chica que siempre tiraba comentarios atrevidos cuando tenía la oportunidad.
—¡Chicas delen, hace mil que las estamos esperando!—se quejó la rubia interrumpiendome totalmente.
—¡Ya vamos!—grité y miré a mí amiga la cual esperaba alguna respuesta—Hace tres semanas más o menos, me acompañó hasta casa y bueno me chapo.
—¿Y chapa bien el chico más lindo de tercero?—cuestionó haciendome una cara pervertida y no pude evitar soltar una carcajada para después asentir.
—¡Delen!—volvió a gritar mí amiga, con Yara agarramos todas las cosas y nos encaminamos hasta el living dónde nuestras dos amigas nos estaban esperando—Antes de que te sentés búscame la mostaza y el queso porfa Acie.
Solté un suspiro y asentí para volver nuevamente a la cocina y agarrar lo que me había pedido la rubia unos minutos atrás.
—Acie nos tiene que contar algo que paso hace tres semanas atrás—anunció la morocha, rápidamente la miré y alce una ceja sin entender hasta que comprendí la indirecta.
—¿De que o de quién trata?—interrogó la rubia mientras se preparaba la hamburguesa.
—Quien—determinó la morocha rápidamente, mis otras dos amigas me miraron al instante y se mantuvieron fijas en mí.
—Paulo—finalicé después de varios minutos de incertidumbre, haciendo que a la mayoría se le salieran los ojos de las órbitas.
—Bueno, hablando de Paulo, ¿saben que?—cuestiono mí mejor amiga desde la otra punta de la mesa—Tiene novia.
Y dolió Paulo, fue de las primeras pero fue una de las que más dolió.
