Levanté la vista al escuchar a un chico hablar con acento porteño, un castaño de unos ojos bien azules hablaba con un chico de pecas.
—¿A quien estás mirando?—preguntó mí mejor amiga y siguió mí vista para encontrar el objetivo—Apa, te interesa el nuevo.
—Es lindo—alagué mientras mantenía mí vista en él, el cual no se habia ni percatado que lo estaba mirando.
—Bastaste, es de tu provincia nena—codeó e hizo una cara pervertida haciéndome reír—Por lo que estuche se llama Nico, va a 4D.
—Ay, lo tengo re lejos—hice puchero causando una risa por parte de mí amiga, me volví a girar para mirar otra vez a aquel castaño y está vez me miró y siguió con una sonrisa—Me enamoré de la sonrisa de ese wacho.
—Andá dale y dejá lo que tengas con el tarado de Paulo otra vez—alardeó la que se hacía llamar mí mejor amiga.
—¿Que onda te gusta el nuevo Acietita?—hablo una voz que reconocí al instante, me giré para mirarlo con la mejor cara de orto, Diego.
Era un chico, el cual se hacía el machito diciendo que se había cogido a muchas pibas, las cuales algunas conocía y me negaron esto. Era tremendo virgo y solo inventaba pelotudeces o mentía. Lo mejor que era que me había gustado en el primer año de secundaria, tenía loquitas a todas, pero una vez que lo conocías perdías todo el interés en esa persona.
—¡Nico!—llamó este, el ojiazul dejó de conversar y centro la vista en nosotros para después hacer un movimiento con la cabeza para saber que quería—Vení un momento.
Volvió a hablar un par de cosas con el chico de pecas y se acercó hasta nosotros con el ceño fruncido dando a entender que estaba confundido.
—¿Que pasó?—preguntó mientras pasaba el brazo por encima de los brazos de Diego.
—Por acá hay una chica interesa en vos—determinó el chico con brackets, lo miré con cara de orto.
—Hola—saludé después de apartar la vista de Diego para centrarla en Nico, este sonrió y se acercó a mí para darme un beso en la mejilla.
—Los dejó solos tortolitos—setenció el chico, alce una ceja haciendo reír a Nico, chocaron puños y este me volvió a mirar.
—¿Como te llamas?—cuestionó interesado, lo miré fijamente, me encantaban sus ojos, eran parecidos a los míos pero más oscuros.
—Acieta—contesté, este asintió con una sonrisa causando que yo también lo haga—¿Sos de Buenos Aires no?
—Sí, ¿como sabés?—interrogó y solté una carcajada.
—El acento, yo también soy de ahí—aporté y volvió a sonreír. Tenía linda sonrisa y por las dos palabras que había cruzado con el ya me caía bien—¿De que parte?
—De San Isidro, ¿vos?—remarcó un poco interesado.
—Junín—contesté y miré sobre su hombro para darme cuenta que estaban abriendo la puerta de mí clase y después me di la vuelta para ver si la puerta del baño seguía abierta. Pero en mí campo de visión apareció una persona, Paulo con todo su grupo, mirandome expectante desde su sitio con los brazos cruzados y con un semblante bastante serio.
—Que piola, yo tengo fami...
—Nico, disculpame. Después hablamos ¿sí?, tengo que ir al baño antes de entrar—hablé a las apuradas y ví a Agus a lo lejos, le hice una seña para que viniera.
—Dale, después hablamos—acotó el ojiazul con una sonrisa acercándose para darme un beso en el cachete y revolverme el pelo. Sonreí un poco y me aleje para ir con mí amiga.
Caminamos por no decir que corrimos hasta el baño y nada más cercar la puerta, Agus me miró con una sonrisa.
—La cara de Paulo fue un poema, está re celoso. Me muero—rió un poco haciendo que yo también lo hiciera por lo contagiosa que era su risa—Posta, le estaba diciendo a Nahuel, que qué hacías hablando con ese, que era horrible y que sé yo. No seas pelotuda y aprovecha la oportunidad de conocer a Nico.
Más que celos, sentías envidia de que alguien me pudiera hacer feliz, ya que tu fin siempre fue lástimarme Paulo...
