28; empezar

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Cargué la mochila en mí hombro y salí mí clase acompañada por Yara y Agus. La rubia se había ido a otra provincia a vivir nada más terminar tercer año y para ser más específicos se fue a Buenos Aires.

—Supuestamente con religión este año viajamos a Mendoza cinco días y es barato el viaje—informó la morocha, la miré y alce la ceja.

—Ya sabía—hablo mí mejor amiga acomodándose la colita y la mochila ya que se le había empezado a caer.

—A vos no te decia, metida. Le decía a Acieta que no vino la otra vez y no sé pudo enterar—acoto la morocha haciendome reír y le pasé uno de mis brazos por sus hombros.

—Te amo Yr—dije dándole un beso en la mejilla está aprovechando eso le saco el dedo del medio a mí amiga.

—Boe—susurró la de lentes haciéndonos reír a ambas por su cara de indignación.

Entramos en el aula y encontramos a algunos de la otra clase, siempre se mezclaban el A con el C. Juntamos tres mesas para ponernos juntas pero fue en vano porque apareció el castaño y agarró mí mochila para posarla en la mesa que estaba al lado suyo.

—Que pendejo de mierda—acoto la morocha causando la risa en todas las presentes, fui a agarrar otra vez mí mochila para ponerla al lado de mis compañeras pero fue en vano porque Paulo se percató de aquello.

—¿Que haces?—preguntó mirándome con sus ojos color esmeralda fijamente.

—¿Que haces vos? Déjame ponerme con mis amigas—lo miré divertida, el negó y se sentó en la mesa para después agarrarme de la mano y tironearme. Puso sus manos en mí cintura—¿No que? Dale Paulo.

—Sentate conmigo, dale gorda—pidió con vos suave causandome mucha ternura. Miré por encima de su hombro a mis amigas, las cuales miraban la escena espectantes. Ambas asintieron aunque Yara estaba un poco molesta.

—Bueno, dale—accedí haciendolo esbozar una sonrisa.

La profesora entro con un carrito ya que tenía que traer un montón de cosas, iba a seguir explicando información sobre el viaje y después si sobraba algo de tiempo ponía alguna película.

—Uh, ya te reincorporaste Acie, ¿que te había pasado?—habló cuando me vio la mujer, centré mí vista en ella y sonreí.

—Hola profe, fui al medico—informé y ella asintió.

—¿Nada grave?—negué al instante causando una sonrisa en ella—Me alegro por vos entonces.

Se levantó y empezó a repartir unas hojas dónde ponían las cosas y las actividades que íbamos a hacer en el viaje de “fin de curso”.

—Acie—susurró el castaño haciendo que apartara la vista de la profesora, lo miré y señaló con sus ojos hacia abajo. Dirigí mí vista hacia ahí y no tardé en ponerme roja al instante al ver que había sacado su pija.

—¡Sos imbécil nene? ¡¿Que haces?!—chillé pegandole en el hombro causando que las dos personas que tenía adelante se girasen y que el ojiverde se riera.

—A ver la parejita del fondo, la cortan—llamó la atención la profesora mirándonos a nosotros.

—¡Es que son novios profe!—chilló una voz que no reconocí, empecé a buscar a ver si encontraba quien había sido el causante pero ni rastro.

—No somos...

—Si somos novios—interrumpió el castaño entrelazado su mano con la mía y después dándome un pico.

Maldita sea la hora que me senté con vos en religión Paulo, lo único que hacíamos era pecar y pecar. Vos me hacías pecar...

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100% real no fake, mí ex era un pelotudo.

tan bien ; paulo dybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora