Salí al pasillo y abrí una de las ventanas para apoyarme en ella, el sol estaba pegando fuerte y no había una gota de viento.
Escuché la risa de Nahuel en el pasillo y no pude evitar mirarlo, este estaba hablando con una de las chicas de mí clase, tirándole onda. En una de esas concentró sus ojos en mí mientras la chica le seguía hablando, aparte la mirada y negué varias veces.
Segundos después sentí que me agarraron el brazo, extrañada me giré encontrandome con el morocho, me zafé de su agarre y lo miré enojada.
—¿Podemos hablar?—preguntó este en un tono bastante suave, dude un poco pero después de tanta incertidumbre termine aceptando. Me crucé de brazos y lo miré atentamente—¿Que es lo que te hicimos supuestamente con Paulo?
—No te hagas el pelotudo Nahuel—me quejé, este hizo una mueca y se encogió de hombros.
—No me estoy haciendo el pelotudo Acie, posta que no sé porque no nos hablas. De un día para el otro dejas de saludarnos, no venís a casa, a los entrenamientos, nada—determinó haciendo más muecas.
—No voy a estar yendo a verte a la cancha después de decir que soy insoportable y que mis amigas y yo los acosamos—entrecomillé haciendo que el morocho frunciera el ceño.
—¿Que qué?—cuestionó sin entender.
—Lo que escuchaste Nahuel, yo no soy falsa y lo sabes muy bien. Lo que me enojo es que fueras vos junto con Paulo los que dijeran eso, más sabiendo que vos sos mí amigo desde chico—hablé con toda la bronca del mundo.
—Pará, pará, pará. ¿De dónde sacaste vos qué nosotros te dijimos insoportable y a tus amigas acosadoras? ¿Vos estás escuchando la pelotudez que estás diciendo Acieta?—anunció el morocho con un tono bastante serio dándome a entender que estaba enojado—¡Paulo!
El ojiverde no tardó en salir de mí clase y nos miró a ambos en el ceño levemente fruncido y se acercó hasta nosotros.
—¿Que?
—¿En algún momento le dijimos insoportable a ella y acosadoras a las amigas?—repitió mí amigo de la infancia.
—¿Eh? ¿De dónde sacaste eso Acie? ¿Como vamos a decir eso de vos, si sos nuestra amiga? Y más de Nahuel—reformo las mismas preguntas que me había hecho el morocho minutos atrás—¿Quién te lo dijo?
—Tu hermana—señalé al morocho, abrió los ojos de par en par y trago en seco.
—¿Zoe?—preguntó medio atónito por la respuesta que di.
—No magoya Nahuel—contesté irónicamente—Que yo sepa solo tenes una hermana.
—Que pendeja de mierda que es loco—bufó su hermano, alcé la ceja sin entender—¿No te das cuenta que es una celosa de mierda?
—¿Eh?—interrogué confundida.
—Siempre que venís a casa estás con nosotros porque compartimos la misma edad, nos conocemos más y estábamos en algunas clases juntos y como a ella la dejas de lado—hizo comillas—Seguramente invento todo para que vos solo estés con ella, pero erró bastante porque vos ni siquiera pisas casa.
Antes de que pudiera seguir hablando, uno de sus compañeros lo aviso ya que el profesor estaba por llegar y tenían que ir a la primera planta, dejándome sola con el castaño.
—Yo nunca sería capaz de decir esas cosas de vos Acie...
No prometas cosas que nunca vas a cumplír Paulo...
• • •
2/4
