Material para la locura

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Capítulo 6: Material para la locura

La sheriff se tomó la cabeza con las dos manos y resopló enérgicamente – Maldita sea – murmuró.

Vio a Henry salir por la puerta y supo que lo había oído todo, se notaba que no estaba feliz. Ni siquiera se detuvo a pedirle alguna explicación. Se marchó detrás de su hermana sin mirar atrás. Emma caminó de un lado a otro pensando qué hacer. Dentro de la mansión, Regina la contemplaba apostando a que se marcharía, pero no sucedió. Contra todo pronóstico, Emma hizo lo que había pensado en hacer en primer lugar. Se dirigió hacia la puerta y sopesó si llamar o entrar directamente.

Oyó la voz de Regina antes de que pudiera decidir por su cuenta – entra Emma.

Suspiró antes de hacer caso. Entró en la estancia y observó la mirada mordaz de la morena – supongo que tú también lo has escuchado todo, ¿no?

Regina se cuadró de hombros – estaban en mi propiedad – fue su excusa poco sincera, pero luego decidió que sería más honesta – además, me interesaba.

-¿Si? – Emma resopló – ¿tú también te has prendado de esa niña, igual que Henry?

-Esa niña es tu hija, Emma – la alcaldesa miró a la rubia con tranquilidad –, pero estoy segura que ya lo sabías.

Emma pasó sus manos por su cabello, apretándose el cuero cabelludo y finalmente la frente, en un gesto de cansancio - ¿qué debo hacer, Regina? – le preguntó.

Regina negó con la cabeza – no lo sé – dijo simplemente – ven – le señaló que la siguiera – por lo pronto, te ofreceré un café y te lo beberás – su tono se imprimió de una suave autoridad – estoy segura que no has dormido ni medio segundo.

-Ni siquiera he vuelto a casa – reveló Emma en tono neutral.

-¿Hook? – Regina no sentía ninguna simpática por el pirata, pero no dejaba de querer saber. Al fin y al cabo, el pobre idiota se acababa de convertir en el premio consuelo de un segundo para otro.

-No tengo idea – Emma no había atendido sus llamados y no quería verlo – conociéndolo estará tratando de resolver este dilema con mucho ron y poca lógica.

-No entiendo – expuso la morena, ganándose la atención de la sheriff – hablas sobre él con resignación, incluso con desprecio en ocasiones, no entiendo si te sientes así sobre él ¿por qué aceptaste casarte?

Emma miró el techo y luego la taza que Regina dejó delante de ella. Aquel brebaje caliente, oscuro y aromático despertó sus sentidos al primer sorbo. Lo bebió para pensar que decir, quizás. Lo cierto es que no tenía nada inteligente ni meditado para excusarse.

-Porque es lo que me parecía correcto – susurró poco convencida.

-Emma, el amor no es algo correcto, ni justo, ni perfecto – Regina no podía creer que esa mujer, hija del amor verdadero, de los cursis "siempre te encontraré" de Snow y Charming tuviera una imagen tan normativa del amor. Como si no supiera lo antojadizo que es.

-Hook no es perfecto – se defendió Emma – ni yo lo soy tampoco.

-No se trata de ser imperfecto, se trata de lo que sientes cuando estas con él – Regina tomó la mano de la sheriff para que no evitará su mirada, distrayéndose en la cucharilla girando en la taza - ¿eres feliz, Emma? – usó las palabras de Hope, aunque evitó que tuviera que responderla porque ambas sabían cuál sería la respuesta - ¿lo has sido alguna vez, al menos?

Emma suspiró y bajó los brazos derrotada – no lo sé, creo que pude sentirme bien estando con él por el espejismo del momento, pero no creo que haya sido feliz – reflexionó un momento – bueno, no estoy muy segura de lo que ser feliz significa de todas maneras – confesó con desaliento – no tengo un momento de la vida con el que medirlo apropiadamente.

La última Esperanza (The Last Hope)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora