La última Esperanza (The Last Hope)

La Foto Familiar

Capítulo 7: La Foto Familiar

Henry se encontró a su hermana acurrucada contra la almohada. No sabía si estaba dormida o despierta, así que entro sin hacer ruido para evitar romper su descanso. Sobre la mesa de noche reposaba aquel aparato que reconoció como un teléfono en su anterior visita. Brillaba con la luz de la pantalla desbloqueada como un llamado silencio a la curiosidad del joven. No debía mirar, pero quería tanto hacerlo. Si es que estaba dormida, su hermana nunca se enteraría de su arrebato. Si no lo estaba, podría disculparse por desobedecer su regla de no enterarse, no preguntar, no mirar. Eso más tarde y con la curiosidad saciada. Notó la respiración tranquila y sincrónica de la rubia. Tenía que estar dormida. No se iba a enterar y él haría un esfuerzo sobrehumano para no flipar con lo que podría ver en ese teléfono. Caminó a pasos lentos y miró de reojo la pantalla. Una vez. Dos veces. Finalmente, tomó el aparato y lo acercó a sus ojos. Fue entonces cuando aquellas siluetas que apenas conseguían forma cuando miraba de lado, se volvieron más corpóreas, más reales y también más conocidas.

Una foto familiar. Esa era claramente una foto familiar. Sus abuelos que mostraban algunas canas con quién quizás sería ¿Neal? Un jovencito algo mayor a su hermana y él mismo en este preciso momento. Tenía que serlo. Sonreían a la cámara con la típica estampa de los Charming. Del lado contrario, la tía Zelena y una joven que seguramente sería Robín. Lo sabía por el color de pelo. Tomaba de la mano a una chica rubita que no conocía, quién se apoyaba con familiaridad en Killian Jones. Todos sonreían a la cámara, todos. Absolutamente todos. Hope era central en la foto de pie junto a un hombre adulto joven. Pestañeó vigorosamente, muy vigorosamente. Ese era él mismo. Tenía que serlo. Eran sus ojos. Apenas pudo reconocer su mirada en la de aquel hombre más mayor. De su brazo estaba colgada una muchacha morena a quién no conocía y él tenía las manos apoyadas en los hombros de una pequeña niña que tenía mucho de la mujer que lo acompañaba.

-¿Lucy? – susurró sin poder evitar que su voz se dejará oír.

Hope dio un salto alertada por su voz y necesito unos segundos para entender qué sucedía.

-Oh no – dijo tratando de quitarle el teléfono a Henry, pero no lo consiguió – ¡No Henry! No deberías haber visto eso, te lo dije, te lo pedí – le recriminó tratando de sacárselo nuevamente.

En un intento por evitarlo, el chico salto del otro lado de la cama y la evadió quedando en una esquina, con la espalda hacia su hermana, protegiéndose con los brazos.

-¿Lucy? ¿Es mi hija?

-No puedo decírtelo, Henry, ya lo sabes – le recriminó Hope resoplando.

-Pero quiero saber.

-No hay nada que pueda decirte, sólo que si sigues tu corazón te llevara con ellas – críptico y romántico como buen cuento de hadas – es mejor que dejes de mirarlas, es mejor que no las recuerdes, devuélveme el teléfono ya.

-Pero aún no lo he visto – se quejó Henry escaneando rápidamente la imagen.

-¿No has visto a quién? – le preguntó su hermana.

-A tu padre – vio como Hope levantaba una ceja – has dicho que eras hija de Emma y su amor verdadero, ¿dónde está él?

Hope sonrió de medio lado y suspiró – el amor verdadero de Emma está en esa fotografía, como toda mi familia.

Henry observó a la Emma de la foto y la vio diferente. Con esa clase de sonrisa que no era común en su madre biológica. Pasaba su brazo protectoramente por la cintura de su madre adoptiva. Ni siquiera había notado lo radiante que se veía Regina. Demasiado apurado por encontrar al hombre que supondría el padre de su hermana, no había notado el gesto y la cercanía de sus madres. Ambas apoyadas, la una en la otra. Cercanas a Henry y a Hope. Disfrutando ese momento. Tenían las manos enlazadas a la altura de la cintura y Emma apoyaba su mentón en el hombro de la morena. Demasiado cerca. Demasiado cómodas.