La última Esperanza (The Last Hope)

"Mi hija y de mi verdadero amor"

Capítulo 13: "Mi hija y de mi verdadero amor"

-Capitán – Rumple se acercó a Killian antes de que se marchará - ¿podría ver ese medallón? – dijo sabiendo de sobra que el pirata lo tenía.

Killian no iba a discutir con él así que se lo entregó – aquí está.

-Es suyo – le dijo el hechicero.

-Esto que ve en el centro es una astilla del Jolly Roger – explicó el pirata.

-Un ritual para adorar al mar – Rumple pasó sus dedos por el metal – fue encantado, hay trazos de magia blanca en él y un hechizo contra las malas intenciones, un hechizo para salvar al corazón de la oscuridad y el daño físico.

-¿Quién lo encantó? – preguntó Killian.

-Estas trazas de magia blanca las puedo reconocer en cualquier sitio, Emma y Regina.

-¿Emma y Regina? – Killian estaba cada vez más confuso - ¿cómo llegaría a ellas?

-Proviene del otro mundo, el que fue destruido, es algo que no puedo responderle capitán – el hechicero sopesó en silencio – Nimue dijo...

-¿Nimue? – el pirata se quedó de piedra al oír aquel nombre - ¿esa Nimue?

-Si, el ataque que sucedió a mi desafortunado encuentro con Hope fue obra de los oscuros, han escapado del sitio donde los encerró y, para peor, han amenazado a este mundo – explicó Rumple.

-¿Qué es lo que quieren lograr?

-No lo sé, pero lo averiguaré.

Sentado en un banco de la plaza frente al hospital, Killian hacía girar el medallón en su mano. Pensaba en lo que le había contado el usurero sobre la procedencia del hechizo, preguntándose en qué circunstancias aquel medallón habría sido de utilidad. No se sorprendió al ver a Emma sentarse a su lado, la estaba esperando.

-¿Es tuyo? El medallón – preguntó Emma para corroborar las palabras del primer ser oscuro.

-Si, una astilla del Jolly Roger para ofrecerla como tributo al mar, una tradición familiar – Killian resopló – lo perdí apostando en algún puerto y así, en las manos de una niña de otro universo, regresa a mí.

-Nimue dijo que unas brujas lo encantaron para ti – comentó Emma.

-Unas brujas no, Regina y tú, Rumple me lo confirmó hace unos minutos.

Emma miró aquel medallón. En su vida lo había visto – no nosotras, ellas – razonó viendo el asentimiento del capitán – parece que ellas querían protegerte y tú has protegido a mi hija a cambio – era indiferente en ese momento de quienes hablaban.

-Debiste decirme que no me amabas, love – Killian lo dejo salir obligadamente, no quería hablar de un medallón, quería honestidad.

-No puedo cargar con un reclamo ahora, nos ceñimos entre la vida y la muerte, tengo tanto que resolver ante tanta amenaza que no puedo cargar con eso por ahora, pero sé que tienes razón, Killian – Emma trató de mostrarle su arrepentimiento – sé que te he fallado al no decirte lo que me pasaba en realidad, ojalá algún día consigas perdonarme.

-No sé – el pirata sacó su petaca y le dio un sorbo – no sé si deba perdonarte realmente, al fin y al cabo, yo presentía que no te hacía feliz y tampoco hice nada para cambiarlo – le ofreció la petaca a la rubia y esta rechazó con la cabeza – bebe, por favor.