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Me agache al nivel de Yang Yang y le sonreí. Puse mis manos sobre sus hombros para al final abrazarlo con cariño.

- Hablemos de esto – Le susurre meloso, me separe de él y tome su mano para caminar juntos hacia el sillón.

- No entiendo que hay que hablar en una pregunta de si o no – Dijo sin mirarme cruzando sus piernas. – ¿No quieres casarte conmigo? – No tenía respuesta para eso ahora, por eso mismo no podía dar un no con dureza del cual me arrepentiría más tarde o un sí y sacrificar mis propios deseos.

- YangYang, mira. Claramente se lo que paso por tu mente cuando decidiste hacer la propuesta, sé que es tu amor por mí – El asintió aun con su cabeza agachada – Pero un matrimonio implica muchísimas más cosas, las cuales podríamos prensar con calma una vez seamos capaces de hacer que todo funcione tan bien como estas diciendo que esta, yo también lo siento así. Pero amor, tengo 19 y tú 18.

- ¿Y eso que? – Respondió con brusquedad – Mucha gente se casa después de graduarse de la secundaria.

- ¿Tienes también las estadísticas de divorcio de esas muchas? – Acaricie su cabello – A esta edad todo parece un "Para siempre" ¿Qué pasara el día que alguno cambie de opinión?

Volteo a mirarme de golpe, tomo mis manos y se arrodillo sobre el sillón.

- Hendery, mírame bien. Espero no me estés diciendo todo esto porque te gusta alguien más –Negué, aunque... Si, tal vez así era.

- Lo digo porque es una realidad y ni tú, ni yo estamos exentos de ella – Me levante del sillón y camine al cuarto, no me sentía bien pasando la noche aquí.

- ¿Qué haces? – Se paró bajo el umbral de la puerta ladeando su cabeza.

- No creo que sea bueno que me quede aquí hoy – Pare lo que hacía para mirarlo – Estas molesto conmigo aunque no me lo quieras decir. Lo que menos quiero es pelear contigo hoy.

- Pero espere todo el fin de semana para verte – Se acercó a mí, sus ojos se veían bastante tristes y era mi culpa.

- Lo sé – Tome su cara entre mis manos para dejar un beso sobre sus labios – Pero ninguno está pensando con cabeza fría ahora, no volvamos esto una pelea. Déjame organizar mis pensamientos y mañana nos sentamos a discutir el tema de nuevo.

- Bien. – Se separó para sentarse sobre el colchón. Cerré el maletín y me acerque para dejarle un beso sobre la frente.

Ten me has convertido en un infiel, fue lo primero que se me paso por la mente mientras jugaba con las llaves del auto entre mis manos. Sí, me iría de vuelta a su departamento.

Estacione el auto al frente del conjunto y cruce la calle con cierta sensación de nerviosismo ¿Cómo le explicaría esto? ¿Cómo justificar que volví a él pero que no es mi respuesta definitiva? Oficialmente jugaba a dos bandos y no me sentaba nada bien.

Afuera de la puerta de su departamento, con la mano ya levantada para tocar una risa estruendosa inundo el pasillo. Me acerque más a la puerta y escuche más de dos voces. Bufe un tanto molesto y toque la puerta con fuerza haciendo las risas esfumarse por completo.

El pelinegro me abrió la puerta y rápidamente su rostro, claramente en ambiente, paso a ser de profunda confusión. Lo mire con una sonrisa fingida entre esa molesta sensación que tenía en el pecho, desvié mi mirada a la sala y vi cinco hombres claramente extranjeros sentados en la sala, los salude con la mano. Volví a mirar al dueño de casa y negué riendo.

- Perdón por no anunciarme – Solté una risita fingida – Adelante prosigue con tu reunión – Mi sarcasmo brillaba a través de cada palabra.

- Hendery ¿Qué haces aquí? – Cerro la puerta ligeramente tras de él, obligándome a retroceder.

- ¿Qué hago aquí? – Abrí los ojos, reí y me voltee para ir hacia el elevador.

- N-no, no ¡Espera! – Abrió la puerta del departamento - ¡Quédense cuanto quieran! ¡Tengo algo que hacer!

Tome el elevador hasta cierto piso y luego cambie a escaleras con la esperanza de que el abandonara primero el edificio y no tuviera que enfrentarlo hoy. Al llegar al Lobby lo vi con su chaqueta puesta y los brazos cruzados mirando directamente a las escaleras. Sonrió y señalo mi auto, rodé los ojos y me dispuse a ignorarlo en mi camino a la salida.

- ¿Por qué estás tan molesto? – Dijo siguiéndome los pasos - ¿Por los chicos? – Me voltee y lo mire sorprendido.

- Ten, te escuche cada segundo del maldito fin de semana hablar de cómo "los chicos" te lesionaron, inculparon, humillaron, abandonaron y no quiero ni recordar lo peor. Pero tú sigues por ahí dándole tu confianza a cualquiera – Mi voz agitada y fuertes gestos con las manos hicieron que el peli negro retrocediera.

- Tú eras un "cualquiera" al que le di mi confianza – Cruzo sus brazos y volvió a acercarse a mí – Sé que eso no es lo que te molesta, además ¿no tenías que pasar la noche en otro lugar?

- Yang Yang... Me ofreció un anillo hoy, Ten. Y yo decidí evitar esa decisión por hoy, en vez corrí a tu departamento para encontrarte emborrachándote con un grupo de turistas – Le señale el edificio, el sonrió y me abrazo. Como un instinto envolví mis brazos a su alrededor.

- Viniste a pasar la noche conmigo, así que hagamos eso – Acaricio mi cabello con suavidad – Sé que aún no hay nada definitivo, pero déjame mostrarte lo que podemos tener los dos.

Me sentí muy mal al escuchar sus palabras, en verdad quería irme con él pero estaba traicionando la palabra que ya le había dado al pequeño.

- Esto – Hice una pausa y mire a un lado. El tomo ventaja de mi distracción para dejar un beso en mis labios, lo mire con una pequeña sonrisa ladina y negué – Esto no es justo con YangYang. – Volví a adoptar una postura seria.

- Lo sé – Me solté y retrocedí un poco – Pero esto, en verdad se me sale de las manos. No puedo parar porque sé que tú tampoco, eso es lo que tu presencia aquí me dice. – Ten, me convertiste en un infiel, pero soy tan culpable como tú. No tengo la fuerza para acabarlo.

De Boca en Boca | TENDERY |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora