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No tenía mucho tiempo, la linterna se apagó y la figura se dirigió a la entrada del edificio, no tardaría mucho. Ten aún se encontraba en la habitación y esperaba que dormido, camine de nuevo ahí y tome mi ropa, me sobresalte al ver sus ojos mirándome.

- Pensé que dormías – Comencé a vestirme

- Y yo que vivías aquí – Bufe y centre mi atención en el - ¿Por qué te vistes?

- Voy a ir a la tienda de conveniencia – Fue lo primero que salió de mi boca y me di por bien servido, había salido bastante natural.

- No tardes mucho – Asentí terminando de abrochar mis pantalones.

- Te traeré algo – Dije cerrando la puerta, una vez hecho esto corrí a la puerta, ya había perdido bastante tiempo, iba a tomar mi tarjeta para la cerradura electrónica pero me detuve. Salí rápidamente al pasillo incluso sin zapatos las luces se encendieron, mire a los lados mientras esperaba el sonido de que la puerta se había bloqueado, una vez paso esto golpee con mi codo y todo el peso de mi cuerpo la pantalla del aparato.

- Esto lo mantendrá ocupado – Me voltee para observar ambos extremos del pasillo ¿Qué tomaría yo si fuera a acabar con vidas? ¿Escaleras o ascensor? La pantalla donde se indicaba el número del piso se encendió "¡Bingo!" pensé pero una vez se abrió se encontraba vacío, una mano me volteo bruscamente y me empujo al interior de este. – Haz afinado tu técnica por lo que veo. – El coreano no parecía feliz con mi comentario.

- Haces mi trabajo mucho más sencillo – Ya presentía quien era su objetivo esta vez, el solo limpiaba las "malezas" que crecían alrededor de Ten. Sus manos me mantenían inmovilizado contra el espejo, reí.

- El crédito te lo dejo a ti, nadie anuncia su llegada para algo así – Mi sonrisa parecía molestarlo así que me asegure de hacerla grande y visible para él. La verdad no me molestaba ser otro más de sus cargos fuera del grado que fuera si es que aumentaba su tiempo tras las rejas. Saco su navaja de la parte de atrás de atrás de su pantalón, la giro mostrándome mi rostro en el reflejo de ella, solté una carcajada, me volteo bruscamente para quedar de frente a su cara.

- Pareces bastante inestable, Hendery – Hablo entre dientes, lamí mis labios y mire a la cámara del ascenso.

- No hables tanto – Apunte la navaja directo a mi pecho – Me imagino que quieres salir rápido de aquí, así que no perdamos tiempo. – Le señale la cámara de seguridad, él no se tomó la molestia de voltear, bufe – Respóndeme una última cosa

- ¿Por qué debería? – La navaja comenzó a incrustarse, mas mi enfoque no estaba en ella, arme mí pregunta.

- ¿Querías matarlo? ¿En el aeropuerto? – Jadee al sentir la fuerte presión, se activó mi instinto de supervivencia, mis manos rodearon las suyas. Negó.

- ¿Por qué mataría lo único que me interesa? Intente llevármelo, mas no quiso hacerlo en buenos términos – Mis ojos de a poco perdían el enfoque, tomo mi mentón. – Fuiste un buen amigo, aun no entiendo porque dejaste tu vida perfecta por algo como esto. Bien, fue suficiente. – Sentí la última estocada y como la retorcía, aunque no había ningún tipo de dolor el aire dejaba de a poco mis pulmones, caí de rodillas al suelo, vi sus botas marcharse y una gota de sangre deslizarse por mi rodilla. Me deje resbalar sobre mi propia sangre hasta quedar tendido en el suelo, me empezaba a ir pero mis ojos se quedaron fijos en un punto, se había bajado en el estacionamiento... estaba lejos de Ten, sonreí.

- Perdón.

Ten miraba los puños de su traje, sus ojos estaban puestos en el llamativo botón dorado y los reflejos que hacía en la ventana del auto cuando la luz del sol lo golpeaba, resaltaba infinitamente sobre la tela negra de su blazer. Había estado bastante ido los últimos días, la vida había dado giros nuevamente y se sentía agotado, su mirada solía divagar por objetos variados y analizarlos a detalle, tal vez para no detallar en los aspectos jodidos de su vida. Miro a quienes lo acompañaban, silenciosos como la roca, sus rostros neutros al igual que su vestimenta, definitivamente los días de gran carga emocional no habían sido solo para él. Nos bajamos del auto, mientras todos se apresuraron en entrar yo fui el último en salir, el japonés deshizo sus pasos y se paró a mi lado.

De Boca en Boca | TENDERY |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora