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Y así fue, sin poner la menor resistencia conducía hacia un club a las afueras de la ciudad, a una hora por lo menos. Miraba a Ten de reojo de vez en cuando, me quitaba el aliento de repente. Empezaba a sentirme de esta manera extraña a su lado, era reconfortante de cierta forma.

- ¿No te sientes mal de haber dejado así a tu prometido? Con la palabra en la boca... - Dijo apoyándose contra la ventana.

- ¿Prometido? ¿No tengo que aceptar yo primero para poder llamarlo así? – Bufe con los ojos en el semáforo.

- Vas a caer a sus pies seguramente. Yang Yang es un encanto, tú mismo lo repites. – Cruzo sus brazos y volteo a mirarme.

- ¿Te duele saber que existe esa posibilidad? – Su mandíbula cayó ligeramente. Negó y volvió su vista a mí.

- Yo te quiero esperar, eso dije ¿No es así? - Asentí mientras giraba a la derecha, le lance una pequeña mirada y sonreí.

- ¿En verdad valgo la espera Ten? Digo ni se cómo llegamos a este punto.

- ¿No valdría la pena la única persona que estuvo dispuesta a escuchar mi historia sin prejuicios? ¿Qué me abraza cuando lloro? ¿Qué quiere justicia para mi cualquier precio? Hendery, supe que iba a terminar cayendo por ti en algún punto el día que me salvaste de la humillación en la graduación. – Su mano acariciaba los cabellos de mi nuca. Razones ¿Pero eran suficientes para esperar por el amor de alguien? En verdad me ponía pensativo acerca de cómo comunicarle esto que empezaba a crecer en mí a quien era mi pareja.

Entramos en el bosque siguiendo un camino de tierra y el tenue sonido de la música a la distancia. Deje el auto en un estacionamiento improvisado, el club era bastante interesante puesto a su ubicación y a que era a la intemperie con unos cuantos trailers de comida. Baje del auto y me pare frente al auto a esperar a que mi acompañante se bajara.

- Ven acá – Tomo el cuello de mi camisa para atraerme hacia él, me mostro un elástico y comenzó a hacer una media coleta con mi cabello – Hoy... serás solo mío. No va haber ningún Yang Yang en tu vocabulario.

- Ten, no quiero herirlo – Tome sus muñecas una vez había terminado su labor. – Me he sentido como una basura todo el maldito día.

- Sé que no sonó bien, pero Hendery me tienes en este extraño espacio en el medio en el que no sé qué es lo que quieres. Tal vez hoy me tienes a mí como opción, pero ¿Qué hay de mañana? ¿Todavía voy a figurar en el mapa? ¿Voy a ser tu amigo aun? No lo sé Hendery. Pero sé que en este preciso momento soy tu amante y quiero tu atención. – Lo mire alzando los hombros – Eso no es una respuesta.

- Primero, no te llames amante. Me haces sentir como una basura – Rio. Pero bueno, lo era – Bien. Ten soy tuyo por esta noche. – Se colgó de mí obligándome a sentarlo sobre el auto dado a que perdí el equilibrio. Sus besos me retuvieron por un buen rato, tan suaves y delicados. Sentí una corriente de aire rozarme la nuca y me separe de él recordando que era un espacio público.

Poco a poco nos fuimos mezclándonos con las demás personas. Ten era una estrella que paralizaba a la gente a nuestro alrededor con sus pasos de baile. El cabello se le pegaba a la frente y su rostro era iluminado por las luces neón. Yo me movía lento mientras lo veía saltando alrededor con aquella amplia sonrisa, una que era solo para mí.

Hendery estás perdido ¿Por qué tenían que despertar estas sensaciones ahora? Esto es como una bellísima tragedia anunciada. Por más que quiera, no hay salida de este lugar sin herir a alguien. No iba a casarme, no ahora. No con alguien al cual nunca he mirado de esta manera.

- Muévete – Ten tomo mis manos para unirme a su compas. – Estas algo distraído – Susurro aferrándose a mi cuello.

- Ten, voy a herir a alguien...

- ¡¿Qué?! – Exclamo, no escucho por la música. Negué con una sonrisa.

- Voy a hacerte muy feliz – Le dije al oído el sonrió; Había tomado una decisión.

Las horas pasaban y seguíamos juntos sobre esa pista, sudando, moviéndonos como si fuera nuestra primera canción. Cerca de la una de la mañana ya estábamos a punto de desfallecer. Cargando al mayor en mi espalda camine a pasos lentos hacia el auto.

- Ven, recostémonos un rato – Dijo abriendo la puerta de atrás, asentí aun regulando mi respiración después de tanto baile. Cerré la puerta y gatee para dejarme caer en su pecho. – Hendery – Le respondí con un cansado "Aja."- ¿Vas a decirle que si?

- Eso no va dejarte dormir ¿Verdad? – Levante un poco la cabeza para poder verlo bien. – Aun si tu no hubieras entrado en el cuadro, igual mi respuesta hubiera sido no. Yang Yang es un novio fantástico, que no merece toda la mierda que le estoy haciendo. Pero hay algo aquí, que no quiero dejar ir. – El ladeo su cabeza con esa pequeña sonrisa.

Me dormí allí arrullado por su calmada respiración. Algo me decía que una vez abriera mis ojos me iba cuestionar todo lo que había dicho y hecho, pero eso no iba a cambiar nada de lo que ya tenía en mente. Seis horas después me levante por el frio que empezaba a sentir, los brazos del tailandés me envolvían. Sacudiéndolo ligeramente logre que abriera los ojos.

- ¿Qué te pasa? – Me apretó más fuerte con sus brazos

-Pasa que son las seis de la mañana y pasamos la noche en el estacionamiento de un club en mitad de la mismísima nada. – El río bajo, de la nada su estómago comenzó a sonar demandando comida.

- Levántate, te llevare a desayunar – Dije cambiándome al lugar del conductor – No soy tu chofer, más te vale mover tu trasero aquí – Palmee el asiento a mi lado, un gruñido pequeño se escuchó atrás para luego pisar el asiento y sentarse a mi lado. Y si se volvió a dormir.

Una hora después estacione en un restaurante cerca de su edificio, tomamos asiento en uno al lado del otro.

- Hace frio – Mi brazo lo rodeo rápidamente atrayéndolo a hacia mí, su pequeña risa se vio interrumpida por la voz del mesero.

- Buen día – El chico hablo dejando los menús en frente de nosotros. Ten atrapo su mano con fuerza clavándole las uñas, lo mire extrañado.

- Bueno volvernos a ver ¿No? Jaehyun...

De Boca en Boca | TENDERY |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora