CAPITULO 7

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Capitulo 7 

Abrí la puerta, y me encontré un gran coche negro. Y en el asiento del piloto, vi a Louis con su tierna y hermosa sonrisa.

Me senté en el asiento del copiloto, y besé a Louis en la mejilla.

-Hola (Tu), estás preciosa –dijo mientras me miraba de arriba abajo- aunque estoy seguro, de que solo con el bikini, estarás aun más hermosa –dijo mientras arrancaba el coche

-Gracias Louis –sentí como mis mejillas se ruborizaban. Pero ¿qué me pasaba?- y dime, ¿quiénes vamos a ir? –dije intentando disimular mi rubor

-No muchos, solamente Harry mi mejor amigo, Raquel, Andrea y Niall 

-¿Quién es Niall? –pregunté curiosamente

-El novio de Andrea, es un tío genial, por no hablar de Harry, los dos te caerán genial

-Haber si es cierto –me limité a soltar una pequeña risita- por cierto, le he dicho a mi hermano que puede venir, me ha dicho que vendrá más tarde

-Me parece muy bien –dijo mientras seguía con la vista fija en la carretera

-Por cierto… -notaba que me temblaba la voz- ¿Liam vendrá con nosotros?

-Es que ¿conoces a Liam? –dijo sorprendido. Me limité a asentir tímidamente- Me alegro, es un buen tío, y un gran amigo. Le he llamado ésta mañana, pero me ha dicho que tenía otros planes.

Estaba a punto de preguntarle cuales eran esos planes, pero entonces, Louis aparcó el coche. Mire por el cristal esperando encontrarme con el mar y la arena, pero en lugar de eso, me encontré con una hermosa casita[img:deb8]http://onlywn.activoforo.com/[/img] 

situada en medio de una pequeña arbolada. Me quedé maravillada.

-¡Vaya! –conseguí decir, pero sentía que las palabras no salían de mi boca- ¿qué hacemos aquí?

-Vivo aquí –me miró, y sonrió al ver mi cara de sorpresa- entra, tengo que coger mi tabla de surf

Entramos en la casa, y Louis me llevó a la sala de estar. Louis comenzó a bajar una tabla de surf que había colgada en la pared, pero no me di casi cuenta, mi mirada estaba centrada en el mirador. Me acerqué un poco, y vi un hermoso lago a poca distancia de la casa. Louis vio mi cara de asombro, y me dijo:

-Hermoso ¿verdad? –me miró, y yo asentí, aun con la mirada fija en el lago- en fin, recuérdalo, si alguna vez necesitas un sitio para quedarte por cualquier motivo, las puertas de mi casa están abiertas

Cuando dijo esto último, me agarró de la mano, y me llevó hasta el coche. Ató su tabla al techo del coche, y se metió dentro. Íbamos un poco acelerados, y en una media hora, llegamos a la playa más hermosa que vi en mi vida.

Un choque afortunado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora