Capítulo 1.

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¡Por fin era sábado! Alex estaba eufórico, llevaba tiempo esperando aquel sábado. Hoy sería la primera vez que desde aquel maldito orfanato pudiera enviar una carta. Estuvo unos veinte minutos decidiendo a quien enviar aquella carta y finalmente decidió enviársela a sus ídolos, Auryn. Aún sabiendo que nunca la iban a leer o responder, así lo quiso. Él, Alex llevaba pensado qué poner en aquella carta unos nueve años de los catorce que tenía, vamos, desde que su subconsciente empezó a pensar.

Cuando acabaron las clases volvió a su habitación, cogió un papel y un bolígrafo y empezó a escribir. Después de media hora estaba que echaba chispas, nunca se había dado cuenta de lo penoso que era escribiendo hasta ese día. Pero de repente le empezaron a venir unas ideas geniales a la mente y empezó a escribirlas.

Orfanato de Santa Catalina, 13 diciembre 2023

Queridos ídolos:

Mi nombre es Alex y soy fan vuestro desde aquel ‘Endless Road 7058’ el cual ya queda lejano pero siempre seguirá en mi corazón con canciones como: Still, 1900… Nunca os dejé de escuchar ni un momento desde entonces. Quiero deciros que soy huérfano desde que nací y que nunca conocí a mis padres. Sois lo único que tengo en esta vida, y por eso os quiero tanto. Mi sueño es conoceros pero no puedo salir de este orfanato a no ser que alguien me adopte. Por eso os quiero pedir desde el corazón si podríais considerar la opción de adoptarme o de decir a alguien que quiera un hijo que me adopte. No aguanto más en este lugar, se que esta carta ni la leeréis pero si alguna vez la leéis os quiero dejar claro que no es una broma. En este orfanato no hay respeto de profesores hacia los alumnos. Me pegan casi a diario y no lo aguanto más, me desesperaría si no tuviese vuestra música.

Os necesito para vivir, os quiero mucho. Por favor espero alguna respuesta, aunque sé que nunca llegará.

Alex.

En cuanto acabó de escribir la carta la metió en el sobre y la dejó encima de su escritorio. Miró la hora, las 4:30; se le había hecho muy tarde y había quedado en cinco minutos con Bruno. Cuando Alex llegó al corredor donde había quedado con Bruno, estaba Don Felipe con él. “Lo que nos espera —pensó Alex.”

—Señor Alejandro, ¿No había usted quedado conmigo para cumplir su castigo?

A Alex, obviamente se le había olvidado por completo, había estado demasiado ocupado con todo el tema de la carta.

—Alex —corrigió él, odiaba que le llamaran por su nombre completo— Perdóneme Don Felipe ha sido un descuido.

—Me parece que por su culpa el señor Bruno va a tener un hermoso castigo junto a usted —dijo dirigiéndose a ambos.

En aquel momento Don Felipe les agarró del brazo a los dos y les llevo a la zona de castigo. Era una especie de sala cuadrada en la que metían a la gente que se portaba mal durante un día como mínimo. Esta iba a ser una tarde muy larga.

—Lo siento mucho Bruno —se disculpó Alex en cuanto les dejaron ahí dentro.

—No pasa nada, nunca me podría enfadar contigo —aquella era la forma de ser de Bruno, nunca se podía enfadar con nadie.

Alex sabía que Bruno decía la verdad, eran los mejores amigos desde que él recordaba. Siempre habían estado juntos y le había ayudado, más o menos lo mismo que Auryn le había ayudado con sus canciones.

Eran ya las diez de la noche y los dos sabían que iban a dormir allí. Alex no podía pensar en otra cosa que no fuese en la carta. Estaba muy disgustado por no poderla enviar hoy mismo.

Sueña conmigo, por favor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora