“Tres días de clase hasta el viernes, tres días, tres días”, Alex no pensaba en otra cosa. El miércoles y el jueves no se le pasaron tan despacio como pensó que se iban a pasar, pero el viernes. Uf el viernes. A segunda hora ya estaba aburridísimo y parecía que había pasado una semana entera cuando únicamente habían pasado unos minutos.
Aquel día le ocurrieron dos cosas, una buena y una mala. Pero la mala llegó bastante antes que la buena.
Llegó justo cuando acabaron las clases y quedaban dos horas para ir a ver a las chicas. Alex estaba en su habitación acabando unos deberes que le faltaban hasta que, Don Basilio entró por su puerta.
—Ven conmigo, tenemos que hablar.
Alex tuvo una rara sensación, pensó en negarse a ir, pero no podía hacer nada más. Tenía que obedecer. Se levantó y le acompañó hasta la puerta. Don Basilio no dijo nada hasta que salieron por la puerta principal.
—Demos un paseo, esto va a ser un poco largo —Fue lo único que dijo.
Fueron a dar un paseo alejándose un poco del orfanato; cuando ya estuvieron alejados del mismo, Don Basilio empezó a hablarle más seriamente. “Voy a llegar tarde”, no hacía más que pasarse aquella idea por la cabeza de Alex.
—Llevo unas semanas en contacto con un matrimonio de buena familia, sin hijos y con buen trabajo por ambas partes —hizo una breve pausa, en la que suspiró, antes de continuar—. Buscan a un hijo que no sea problemático, todo lo contrario a eso, vamos, y que saque buenas notas. No han podido venir ellos a elegir en persona a cuál de todos querrían adoptar y nos dijeron que les eligiéramos nosotros a uno. Como no hay ninguno que no sea problemático buscamos a los de mejores notas, y como comprenderás tú eres nuestro alumno estrella.
— ¿Qué intentas decirme? —Preguntó con miedo Alex, que sabía perfectamente lo que Don Basilio quería decir pero no quería creerlo.
— ¿No lo entiendes? —Don Basilio también sabía que Alex lo sabía, así que se lo dijo directamente sin rodeos—. Que eres tú el niño que van a adoptar.
Alex al esperárselo tampoco le resultó algo tan impactante, pero sí al darse cuenta de que hoy había quedado con las chicas. Al menos quería despedirse.
— ¿Cuándo vendrán a por mí? —dijo seguido Alex, que temía no ver hoy a las chicas.
—Mañana por la tarde —dijo Don Basilio apenado—. Ya puedes irte, pero mañana a las cinco en punto recuerda que tienes que tener todo listo.
Alex corrió, corrió porque no sabía qué hacer. Corrió hacia el árbol donde había quedado con Bruno y David.
—Malas noticias chicos —empezó Alex sin darse un respiro, les soltó todo demasiado rápido.-. Mañana me adoptan, hoy es el último día que veo a Sara y mañana el último día que os veo a vosotros.
A Alex se le caían las lágrimas y al escuchar la noticia Bruno y David también estuvieron a punto de llorar, ninguno quería perder el contacto. Aquella había sido la peor noticia que podían haber escuchado.
Pasaron la tarde consolándole y diciéndole que se volverían a ver.
Todavía quedaba lo bueno del día, ver a Sara. Aunque en esta ocasión no sería agradable porque tendría que despedirse de ella, y aquella vez, para siempre.
Como siempre ellos fueron los que primero llegaron, eran las siete. Casi era Año Nuevo, y ya estaba oscureciendo, aunque no hacía mucho frío. Allí, en muy pocas ocasiones, hacía mal tiempo.
Cuando llegaron las chicas ya eran casi las ocho y a las ocho y media más o menos se tenían que ir. Cada chico se fue con una de las chicas. Alex decidió alejarse más con Sara. Se sentaron en una piedra enorme desde la que podían ver todo el paisaje. En la misma que habían estado hace unos días hablando.
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Sueña conmigo, por favor.
Novela JuvenilEsta es la historia de Alex, un chico huérfano desde su infancia el cual no hace más que soñar con el día en que saldrá del orfanato. Portada hecha por @berealxstic