En cuanto se despertó Alex supo que aquel día haría cosas que no había hecho hasta ahora, iba a ser distinto y lo sabía bien.
Fue al instituto andando solo y por el camino se encontró a una amiga de su clase y continuaron los dos juntos. Cuando llegaron al patio estaban todos los de la clase, como siempre, sentados en un círculo en el suelo. Estaban en medio de una mini discusión y Alex no se enteró muy bien de lo que decían hasta que Jordi fue a donde él y comenzó a explicarle lo que estaban hablando.
—Hoy, como cada viernes van a salir de fiesta y están discutiendo sobre qué hacer y a dónde ir… —le explicó Jordi. Cuentan contigo, ¿irás?
—No creo que vaya, pero si alguien sale un rato por la noche saldré —le respondió Alex que no tenía ningún interés en salir de fiesta—, pero tengo que preguntar a mis padres.
—Pues si no vas con ellos te podrás quedar con Naroa, Maitane, Álvaro y conmigo; nosotros nunca salimos de fiesta con ellos, quedamos sin más para estar juntos —le propuso Jordi.
—Está bien, en caso de que me dejen mis padres, ¿A qué hora y dónde? —preguntó Alex.
—Al terminar las clases te digo, eso lo estamos hablando ahora mientras los demás comentan otro tema —le respondió Jordi—. Ven, siéntate con nosotros y así puedes saber de lo que hablamos.
Alex se sentó entre Naroa y Maitane y escuchó lo que decían sus amigos. Durante aquella mañana, dejando aparte las clases, no habían hecho nada. Solamente hablar sobre lo que hacer por la noche.
Lo que sí hizo aquella mañana de viernes fue pensar en cómo haría lo del concierto, aunque de poco le serviría si no vinieran cerca de allí, últimamente no hacía más que planear aquello porque para él tenía prioridad.
Alex estaba ansioso de salir aquella noche, sus padres le habían dado permiso para hacerlo, al final habían quedado a las seis delante de la entrada del instituto los cuatro y él.
Apenas le había costado convencer a sus padres, ya que prácticamente habían sido ellos los que le habían invitado a salir aquella noche, y la única condición que le habían puesto era que antes de las doce de la noche tendría que estar en casa.
No tardó en arreglarse para salir, solamente se había peinado un poco y se había echado colonia. Apenas tenía ropa en el armario, todavía tendrían que ir de compras para poder tener todo lo que apuntó en la lista.
Delante del colegio estaban todos esperándole, acababa de darse cuenta que llegaba diez minutos tarde.
—Lo siento, me he entretenido convenciendo a mis padres —dijo por decir, ya que no tenía ni idea que le había ocurrido para que el tiempo pasase tan deprisa.
Fueron a un parque que había cerca del instituto y se quedaron allí, estaban pasando todos un buen rato y se notaba que era rollo de viernes. e estaban divirtiendo, y la confianza iba aumentando cada día que pasaba.
Estuvieron bromeando mucho sobre tópicos de los adolescentes de su generación, conversación que era rara que gente de su edad tuviera. Los cinco eran mentalmente muy maduros y estudiantes estrella en el colegio, lo cual hacía que su relación fuese fantástica.
Alex estaba encantado con sus nuevos amigos, pero extrañaba a los del orfanato. “Lo único que espero es que algún día tanto mis amigos del orfanato como los de aquí sean igual de importantes para mi. Porque los que viven aquí se lo merecen.”, pensó Alex triste. Ellos se estaban portando maravillosamente bien con él y se lo debía, no podía centrarse solo en los amigos del orfanato.
Estaba hecho todo un lío mentalmente.
Quizá lo peor de aquella noche fue cuando el resto de sus compañeros de clase apareció por el parque, aunque pensándolo bien no fue tan malo. Simplemente les molestó en un principio que les cortaran el rollo y las largas conversaciones que estaban teniendo.
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Sueña conmigo, por favor.
Teen FictionEsta es la historia de Alex, un chico huérfano desde su infancia el cual no hace más que soñar con el día en que saldrá del orfanato. Portada hecha por @berealxstic