Capítulo 10: Reencuentro

307 36 41
                                    

Thomas le dió a Daniel la prótesis de Víctor.

—Guardala en un lugar seguro,  no la necesitaremos por ahora—. Daniel asintió y salió del lugar, los guardias soltaron a Sangwoo y éste corrió a la pista de inmediato.

—¡Victor! — se intentó acercar el coreano.

—¡ALÉJATE! —Le gritó el ruso,  Sangwoo se detuvo.

Víctor permanecía llorando en el hielo, tenía demasiado coraje acumulado,  se sentía inútil incapaz siquiera de caminar.

—Por favor aléjate... — repitió entre llanto,  Sangwoo se limitó a mirarlo.

—Él tiene razón... Ya no valgo nada... Soy un fenómeno— arañó el hielo con sus manos,  Sangwoo le tomó el rostro obligándolo a mirarlo.

—No, eres un ángel, un ángel con las alas rotas, pero igual de hermoso que siempre— le sonrió mientras retiraba los cabellos plateados del rostro del ruso,  Víctor golpeó su mano alejandolo.

—Creo que por ahora deberías dormir,  mañana nos espera un largo día—. Thomas dio la orden y los guardias levantaron a Víctor,  Sangwoo fue llevado de vuelta al confinamiento,  ahora sólo.

Mientras permanecía encerrado dando vueltas a la idea de escapar y cómo ayudar a Víctor,  un pensamiento llegó a la cabeza del coreano,  se dio cuenta de algo extraño.

Si Thomas quería a Víctor vivo... ¿Porqué mandó a matarlo en el avión?...

Al día siguiente, Víctor despertó en una habitación de un lujoso hotel,  abrió los ojos de par en par lentamente,  ahí a su lado se encontraba el joven Daniel.

—Buenos días,  señor Nikiforov, ¿Durmió bien? — dijo amable el chico

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Buenos días,  señor Nikiforov, ¿Durmió bien? — dijo amable el chico.

— Largo de aquí— dijo débil el Ruso.

—El señor Golzine me dio órdenes de cuidarle hasta la noche— contestó el muchacho.

—Como si pudiera ir a algún lado,  no tengo pierna, ¿Que no lo vez? — respondió impotente.

—Lo veo,  Señor.  Pero eso no es problema,  al menos, no para mi trabajo...— Daniel comenzó a desabrocharse la camisa.

—¿Qué haces?— preguntó serio el ruso.

—El señor Golzine me pidió que le complaciera en todo... Incluyendo... — dijo con voz quebrada, Víctor le sujetó del brazo deteniendole.

—Basta, no soy ese tipo de persona— respondió,  el chico lo miro sorprendido.

—Que raro... Elijah no era así— contestó el.

—¿Mi padre te tocó?— le pregunta el mayor.

—Muchos me tocan— bajó la mirada,  Víctor inclina la cabeza para verle más de cerca.

—Pero si eres solo un niño— su mirada se llenó de tristeza.

ALIADOS: HEREDERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora