Paulo
Vivir en Estados Unidos siempre ha sido uno de mis grandes objetivos personales. A pesar de que añoro a mis familiares y amigos de Argentina, haber venido a culminar mis estudios secundarios a un país como este hace que no pueda creer la realidad que estoy viviendo ahora mismo. Lo bueno es que luego de terminar este ciclo escolar mi familia vendrá a vivir aquí conmigo.
Hace algunas horas que arribé en este fantástico país preparado para todo lo bueno que la vida me tenga por delante este año. Al tiempo que desempaco mis maletas, me doy cuenta que a través de la puerta se hace presente mi nuevo compañero de cuarto.
—Oh, lo siento. No te había visto —dice disculpándose—. Tú eres el estudiante de intercambio, ¿cierto?
—Así es. Me llamo Paulo —me presento comunicándome con mi perfecto inglés y estrechando su mano.
A juzgar por su aspecto físico, mi compañero debe ser uno de los más reconocidos del internado, aunque por lo visto también es muy buena onda y para nada creído, cosa que a veces disiente con su tipo.
—Soy Wendell y bienvenido a Western High School. ¿De dónde eres?
—Soy de Argentina.
—¡Eso es genial! —dice asombrado—. Si mal no recuerdo una chica del grupo de animadoras es de Argentina, ¿o era de Uruguay? —se pregunta a sí mismo pensando—. Bueno, quizás podemos preguntarle esta tarde. Tienen práctica al igual que nosotros.
—¿Haces algún deporte? —interrogo curioso.
—Formo parte del equipo de baloncesto de la academia. Deberías unirte para que puedas relacionarte más fácilmente con el resto de los estudiantes, si es que te gustan los deportes.
El baloncesto es mi deporte favorito en todo el mundo y mi pasión por él comenzó a mis once años en el parque de mi ciudad natal cuando jugaba todas las tardes con mis amigos, por lo que haber recibido esta oferta se me hace imposible de rechazar.
—Sería fantástico comenzar mi primer día integrándome a un equipo —digo sonriente.
—Excelente —exclama Wendell—. Si te apetece podría mostrarte el campus antes de la práctica de baloncesto.
—¡Por supuesto!
Luego de nuestra pequeña charla introductoria, Wendell comenzó a contarme de su vida aquí en el internado, de cuánto extraña a su familia y que le encantaría volver a su hogar en Carolina del Sur cuando termine sus estudios. Por mi parte, le expliqué cómo fue que me mudé aquí y todos los cambios que debí atravesar al momento en que tomé la decisión.
Teniendo cuarenta y cinco minutos libres antes de la práctica de baloncesto, Wendell me lleva a recorrer el campus de la academia con sus variados servicios como el comedor, el gran gimnasio, entre otras actividades que ofrece Western High School. Cuando llega la hora de comenzar la práctica, nos dirigimos con mi compañero de cuarto hacia una gran pista de entrenamiento al aire libre donde se encuentra un grupo de chicos con nuestros mismos uniformes deportivos.
—Buenas tardes —saludamos al unísono.
Todo el grupo se da vuelta para mirarnos, incluyendo el entrenador, observándome como si fuera lo más extraño del universo.
—Señor Jamieson, él es el nuevo estudiante de intercambio y le gustaría unirse al equipo, si es que no hay problema —me presenta Wendell mientras yo me mantengo en silencio.
—Bien —dice tomando una lapicera—. Ven conmigo un momento para tomar tus datos. Mientras tanto ustedes comiencen precalentando con los balones.
Nos movemos unos pocos metros para que el señor Jamieson apunte toda la información necesaria sobre mí y me entrega en mano una planilla médica que debo completar para la próxima semana que certificará que poseo buena salud para realizar deporte.
—Aquí tienes, Londra. No la olvides ya que sin ella no podrás participar del equipo —me aconseja señalando el papel.
—Comprendido, señor Jamieson.
Me encamino hacia mi mochila para guardar la planilla y noto que cerca nuestro se encuentra el equipo de animadoras realizando su rutina. Por lo que puedo ver, todas son muy atractivas, pero especialmente una llama mi atención. Su cabello colorado y ondulado se encuentra recogido en una coleta cayendo a lo largo de su espalda hasta su cintura y su corta pollera del uniforme deja lucir sus piernas perfectamente.
—¡Oye, Paulo! —me llama Wendell—. Ven que te estamos esperando.
Asiento para hacerle entender que lo he escuchado y corro hacia ellos para unirme a la entrada en calor. Luego de unos veinte minutos, comenzamos con encestar los balones en los aros que se encuentran a un costado en la pista de entrenamiento, especialmente para que el señor Jamieson elaborara tácticas de defensa y ataque en nuestro juego.
—¡Atrápala! —me grita uno de los chicos desde el otro lado de la cancha.
Con gran fuerza, me arroja el balón en lo alto y salgo corriendo para tomarlo en mis manos ya que se ha salido de los límites de la pista de juego. En un segundo, brinco para atraparlo en el aire y sin querer caigo de espaldas sobre alguien, cuyo rostro no es para nada amistoso con exactitud.
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¡Y acá llegó el capítulo 2! Bien, ya se hizo presente nuestro protagonista, y en el curso de la historia van a ir descubriendo cosas muy interesantes tanto de Paulo como de Lucila.
PD: esta historia no se va a actualizar tan seguido como la otra por dos razones: la primera es que comencé con mis estudios y ya me encuentro bastante ocupada con eso, y la segunda es que a medida que la voy escribiendo la voy publicando, no es como 'Azul cielo' que la tenía adelantada y actualizaba con más frecuencia. Así que por estos motivos voy a intentar actualizarla los sábados, a excepción de hoy.
¿Qué tal les van pareciendo estos capítulos hasta ahora? Los leo ♥
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Extranjeros | Paulo Londra
FanfictionPaulo y Lucila son dos argentinos inmersos en Estados Unidos. Teniendo personalidades muy opuestas, aun así notarán que poseen algo en común más allá de su nacionalidad. ¿Te animas a descubrirlo?