{Capítulo 19}

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Lucila

Siendo miércoles por la mañana, nos encontramos en el aula de la clase de literatura esperando por la profesora que llegará unos minutos más tarde. De repente, la directora de la academia atraviesa la puerta con un papel en mano.

-Buenos días, alumnos -saluda.

-Buenos días, señora Hamilton -respondemos al unísono.

-He venido aquí para traerles noticias con respecto a su viaje de fin de curso. Como saben, nuestra academia tiene un convenio con una prestigiosa agencia que todos los años ofrece un viaje a Aspen para los estudiantes que se encuentran en el último año de secundaria, y además, para aquellos que ostenten un buen promedio adquirirán una beca completa como premio al esfuerzo que han realizado en lo que va del año.

Todos nos quedamos asombrados por la primicia que ha traído la rectora esta mañana, deseando integrar ese listado de los alumnos becados por la agencia. Sin razón alguna llevo mi mirada al fondo del salón para verlo a Paulo que me sonríe y a su vez deja que sus mejillas se tonalicen de un rojo intenso.

-Ahora, procederé a nombrar a los estudiantes que obtendrán esa ayuda económica -dice la señora Hamilton desdoblando el papel que tiene en mano-. White, Carter, Londra y Steel. El resto que no han sido nombrados deberán abonar el total y tienen tiempo hasta el treinta de octubre, ya que el viaje será realizado en noviembre y es necesario tenerlo pago.

Dicho eso, la señora Hamilton dobla nuevamente el listado y se retira del aula para que la profesora empiece normalmente con la asignatura. Luego de varias horas de clase, por fin se hace el momento del almuerzo y tomamos nuestras pertenencias para encaminarnos al comedor.

-¡Estoy muy ansiosa por el viaje! -exclama Samira-. Aunque no haya quedado entre los becados.

-Será sensacional. Ya quiero que llegue el día.

-Tú estás feliz porque irá Paulo, ¿no es así? -pregunta directamente Jay.

No voy a negar que ante su interrogación mis mejillas comienzan a arder de la vergüenza, porque afirmativamente es cierto lo que dice.

-¿Acaso es tan obvio?

-Sí -responde mis amigos al unísono.

Al llegar a la cafetería de la academia, tomamos las bandejas que se encuentran a un lado y nos dirigimos a servirnos la comida para luego ir a nuestro lugar de siempre frente a las canchas de baloncesto. Como es costumbre, Paulo y Wendell se encuentran practicando con otros chicos luciéndose de la mejor forma.

Es increíble observarlo jugar, ya que es imposible seguirlo con la vista de lo veloz que se mueve. Entre encestar una y otra vez, me dedica una de esas como lo hacía antes para fastidiarme, solo que ahora me encanta.

En un momento que deciden hacer un descanso, Paulo viene corriendo hacia nosotros agitado y revolviendo su cabello.

-Hola, chicos -saluda con la mano-. Quería avisarles que hoy no habrá prácticas ni de baloncesto ni de las animadoras, acabo de leerlo en la cartelera del gimnasio.

-Gracias por avisar, Paulo -dice Jay.

-Otra cosa -dice Paulo dirigiéndose a mí-. ¿Quieres que en un rato empecemos con la tutoría? Ya que no tenemos las prácticas...

-Seguro, cuando quieras.

Paulo sonríe como respuesta haciéndome sentir un chispazo en todo el cuerpo y se retira de aquí para continuar jugando. A los pocos minutos, Samira y Jay se despiden, y a la media hora viene Paulo nuevamente hacia mí con la mochila en su hombro ya que ha terminado con el baloncesto.

-¿Estás lista para un poco de física?

-Contigo siempre -respondo pícara.

Paulo sonríe provocando que se formen hoyuelos en sus mejillas, y abre su mochila para dejar a la vista sus apuntes junto con un termo repleto de agua caliente, un mate de madera con una inscripción de 'Córdoba' en él y un paquete de yerba. Al instante, miles de recuerdos de mi país comenzaron a llover en mi mente.

-La otra noche llegó un paquete a mi dormitorio, y cuando lo abro, veo que mi familia me ha enviado esto para que no extrañe tanto Argentina -cuenta Paulo un poco emocionado-. Y me parecía correcto compartirlo contigo, ya que entre argentinos entendemos el significado del mate.

Una catarata de felicidad invade mi rostro con una sonrisa de lado a lado al haber escuchado sus hermosas palabras. El que quiera compartir este momento conmigo me parece algo muy especial y que puede llegar a conectarnos aún más.

-Cuando vivía en Argentina visitaba a mi abuela todas las semanas y ella siempre me esperaba con un mate caliente. Gracias a eso nuestra relación fue la mejor, y una de las cosas que más lamenté de mudarme a Estados Unidos fue abandonar esas tardes con ella y los mates de por medio -comento con nostalgia.

Mientras tanto, Paulo comienza a colocar la yerba por la abertura del mate acomodándola de costado y luego le vuelca el agua caliente cuidadosamente para no arruinarlo.

-Yo también acostumbraba a hacer esto con mi familia todos los días, hasta que vine aquí y lo tuve que dejar -confiesa con algo de tristeza-. Por eso haberte encontrado entre tanta cultura distinta me hace sentir como en casa, y haces que mi cabeza vuelva a Argentina todo el tiempo.

Me muerdo el labio por instinto para evitar abalanzarme sobre él, y a los segundos Paulo me extiende un mate humeante.

-Ten, colorada. Para que no olvidemos nuestras raíces.

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Acá llegó el tan esperado 19!!! Perdón, pero estuve preparando un examen muy importante y no pude escribir. El fin de semana voy a estar publicando el 20 jeh.

PD: Qué les va pareciendo la historia?

PD1: de dónde son?

PD3: hay una pregunta frecuente que me estuvo llegando por md y es cuántos años tengo. Para sacarles la duda, tengo 20 (ya estoy grandecita para esto ahre).

PD4: amo que se metan tanto en la novela. Los adoro mucho ❤

PD5: para quienes no saben, el mate es una infusión con hojas de yerba mate y agua caliente. Es una bebida típica de Argentina y otros países limítrofes (pruébenlo si pueden)

Extranjeros | Paulo LondraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora