{Capítulo 5}

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Paulo

La luz de la mañana se hace presente a través de un segmento de ventana que ha quedado sin cubrir. He pasado toda la noche poniéndome al día con mis estudios, ya que haber llegado pasado el principio de semestre me juega en contra. Para despabilarme un poco, decido darme una ducha refrescante antes de ir a desayunar y preparo mis cosas para el día de hoy.

-Oye, Wendell -lo llamo a mi compañero despertándolo mientras me encamino hacia la puerta-. ¿Vendrás a desayunar o vas directo a clase?

-Iré a clase, estoy inapetente -responde adormecido.

-De acuerdo, nos vemos más tarde.

Una vez en la cafetería, me dirijo hacia las bandejas y comienzo a servirme alimentos variados ya que necesito recargar las energías que perdí durante la noche. Rápidamente me encamino hacia una de las mesas que se encuentra al fondo, hasta que escucho una voz femenina llamándome.

-¡Paulo!-dice una chica morena que va a mi clase-. Ven, siéntate con nosotros.

Le sonrío y cambio mi rumbo hacia aquella mesa que se encuentra al otro lado del comedor, hasta que sin querer me topo con alguien.

-Lo siento, no quise... -me disculpo antes de ver a quien he chocado-. Oh, Carter, eres tú.

-Esto se te está haciendo una mala costumbre, Londra -dice áspera la colorada.

-No te vi -me encojo de hombros.

-Ya me di cuenta.

Nos mantenemos unos segundos en silencio hasta que decido hablar de nuevo.

-Oye, sé que hemos empezado con el pie izquierdo. Pero deberíamos llevarnos mejor, ¿no crees?

-¿Qué te hace pensar eso? -retruca.

-Me hace pensar en una razón. Me necesitas para aprobar física, así que te propongo que intentemos mejorar la relación y no se hará tan pesado para ambos.

-Estás en lo cierto -dice no muy convencida-. Pero no creas que seremos amigos ni mucho menos. Además, acuérdate de lo que pactamos.

Sus penetrantes y algo amenazadores ojos verdes se fijan en los míos impactándome ante su reacción. Claramente no busca nada de mí excepto que la ayude con física.

-Tranquila, colorada. Lo recuerdo perfectamente.

-Deja de llamarme así, por favor -me ordena.

-¿Y cómo quieres que te llame? -pregunto algo obvio.

-Con que me digas Lucila está bien, no tomes confianza tan rápido.

-De acuerdo, Lucila. ¿Te parece que nos reunamos a estudiar luego de las prácticas? Ya que ambos terminamos al mismo horario no me parece mal -sugiero.

-Perfecto. Entonces, ¿te parece encontrarnos esta tarde en el campus?

-Claro, donde gustes -asiento con indiferencia.

Luego de esa pequeña conversación, voy hacia la mesa donde me han invitado y me ubico al lado de la morena que me hace un lugar. Mientras tanto, acomoda su cabello e intenta coquetear conmigo.

-¿Cómo te están tratando los primeros días aquí? -pregunta pestañeándome reiteradas veces.

-Bien, aún me estoy acomodando a los horarios y las asignaturas, debo ponerme al día con todo -respondo tímido.

-Vaya, vaya... así que tenemos a alguien responsable en el grupo -dice la chica tocando mi cabello.

Asiento y sonrío por educación mientras intento reconocer al resto de quienes están en la mesa con nosotros. Una de ellas es la novia de Wendell, creo que se llama Megan o algo así, y las otras solo sé que están en mi misma clase.

-¿De dónde habías dicho que eres? -pregunta intentando retomar la conversación.

-Nací en Córdoba, Argentina.

-Oh, eres del mismo país que Lucila -dice Megan con algo de antipatía-. ¿La conoces?

-He hablado con ella un par de veces, pero nada más -respondo encogiéndome de hombros-. Debo asistirla con física, así que supongo que la conoceré mejor.

Al decir eso, todas las de la mesa lanzan una carcajada al unísono. No entiendo qué es tan gracioso.

-¿En serio necesita ayuda en esa materia? Parece que la cantidad de horas que estudia no le son suficientes, pobrecita -dice riendo otra de las chicas.

Su comentario me molesta un poco haciendo que me arrepienta de haberles dicho eso, ya que simplemente no era de su incumbencia.

-No me parece cortés que la denigren de ese modo -expreso con seriedad.

-Tranquila, Paulo. Es solo una broma -responde la morena.

Le doy el último mordisco a mi tostada y me pongo de pie para ir a clase. No aguanto más esta conversación tan vacía de contenido.

-Debo irme, chicas. Nos vemos -me despido cortante sin esperar que me correspondan el saludo.

Camino a dejar mi bandeja, paso por el costado de la mesa donde se encuentra Lucila. Por unos segundos me mira fijamente mientras acomoda sus anteojos sobre su nariz y luego desvía la vista hacia sus amigos con quienes conversa animadamente. Decido divertirme un poco con ella y me acerco.

-Nos vemos a la tarde, colorada -digo rápidamente en su oído.

Ella me mira con fastidio y yo suelto una carcajada para luego abandonar la cafetería.

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Hola, mi gente!!! Finalmente actualicé jeh. Disculpen que me demore pero, como les dije, a medida que escribo los capítulos los voy publicando y rara vez puedo adelantar alguno por falta de tiempo.

Que lo disfruten!!!

Extranjeros | Paulo LondraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora