-¿Acaso soy un imán de torpes? -exclamo en español completamente irritada.
-Discúlpame, no entendí lo que has dicho. Lo siento mucho -dice una voz masculina-. Ven, toma mi mano.
Algo perturbada por el golpe, tomo la mano de quien se ha topado conmigo con un poco de dificultad. Una vez de pie recupero la estabilidad y me concentro en ver a la persona que ha producido la caída. El muchacho posa sus ojos café sobre los míos con algo de preocupación mientras toca mi cabeza en el lugar que me duele para verificar que no tenga inflamado.
-No tienes hinchado, por eso quédate tranquila -expresa.
-Gracias por tu parte médico, idiota -manifiesto molesta con ironía.
-Lo siento de nuevo. ¿Necesitas que te lleve a la enfermería?
-Estoy bien -respondo secamente.
A los lejos diviso a Paulo que viene corriendo en mi dirección con intranquilidad en su rostro, pero antes de hablarme mira con cara de pocos amigos a quien me ha golpeado y cuyo nombre no me interesa saber.
-Lu, ¿te encuentras bien?
-Sí, Paulo -respondo aún un poco dolorida-. Gracias por preocuparte.
El rubio me dedica una sonrisa y antes de decirme algo un llamado de su profesor lo interrumpe sin dejar que pudiera concretar su idea. Luego de lo que ha sucedido mi profesora chequea que todo esté en orden, me trae una bolsa con hielo y me ordena que me quede sentada a un lado para evitar mareos o desmayos durante la práctica.
-Oye, Lu -me llama Paulo al terminar su entrenamiento-. ¿Quieres que vayamos a estudiar a mi cuarto? Porque la lluvia no nos permitirá hacerlo en el campus.
Por alguna razón, escuchar su propuesta hizo que mi corazón comience a latir con un poco más de intensidad. A pesar de que no me ha sugerido nada indecente, pensar en que estaremos estudiando solos en su habitación me hace sentir nerviosa.
-Seguro, no hay problema -contesto con las palabras entrecortadas.
Paulo sonríe y ayuda a que me ponga de pie para ir caminando juntos. Al ver que la lluvia no cesa ni un segundo, él toma su campera de la mochila entregándomela para que no me moje demasiado. Al colocármela, puedo sentir el perfume que emana la misma mientras cierro los ojos como si eso ayudara a mis sentidos.
-A la cuenta de tres saldremos corriendo rápido hacia el edificio de las habitaciones -explica Paulo-. Uno, dos, ¡tres!
Paulo toma mi mano y ambos corremos bajo la intensa cantidad de gotas que continúan cayendo sobre nosotros. Algo en el momento en que nuestras manos hicieron contacto provocó que por alguna razón no quisiera que deje de hacerlo; y es extraño ya que, teniendo en cuenta como comenzó nuestra relación, no hubiera aceptado eso. ¿O sí?
Paulo
Una vez que llegamos a mi cuarto, nos secamos y procedemos a escurrir el agua de lluvia que nuestra ropa ha absorbido. Por lo visto Lucila no se ha mojado tanto, pero por mi lado he quedado completamente empapado.
-Lamento que hayas terminado así -se disculpa.
-No te disculpes, colorada -respondo agitando mi cabeza de un lado a otro haciendo que las gotitas se esparzan por todo el suelo-. Ponte cómoda en el escritorio de allí, en un segundo estoy.
Mientras Lucila se ubica en una de las sillas, yo me dirijo al baño para cambiar mis shorts y lavar un poco mi uniforme deportivo. Una vez que termino, salgo de allí con el torso descubierto para buscar una camiseta limpia.
-¿Has visto algo que te genere alguna duda? -le pregunto a Lucila mientras revuelvo mi armario.
-Creo que tengo dificultad con...
Un silencio reinó en el ambiente por unos segundos, y al dirigir mi vista para saber por qué no ha terminado su oración observo que está mirándome con detenimiento; en parte me incomoda que me miren fijamente, pero me gusta que ella lo haga.
-¿Acaso te gusta lo que miras? -la llamo rompiendo su atención mientras lanzo una carcajada.
-Lo siento -dice sonrojándose-. Tengo dificultad con estas ecuaciones porque no sé en qué unidad de medida debo resolverlas.
-Bien, veamos...
Lucila gira la silla para apoyar su cuaderno, y para ver su reacción decido ubicarme detrás de ella apoyando mis manos a ambos lados del escritorio, pero manteniendo unos pocos centímetros de distancia. Por un momento puedo observar que el vello de sus brazos se eriza mientras sus dedos comienzan a jugar con el lápiz.
-Acá deberías realizar la ecuación utilizando los joules como unidad de medida porque te lo solicita el enunciado, pero tienes los datos en calorías, así que deberás convertirlos para que el resultado te dé en la unidad que te piden -le explico al oído mientras señalo su hoja-. Inténtalo.
En ese momento Lucila comienza a resolver la ecuación, pero una notificación llega a su celular desconcentrándola por completo. Por lo que llego a ver, es un mensaje de ¿Cole?
''¿Acaso a ese idiota no le bastó con haberla chocado hoy que la sigue molestando?''
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Acá tienen el nuevo capítulo!!! Por lo visto tenemos el nombre del nuevo chico y a Paulo que se encuentra algo ¿celoso tal vez?
Ya lo van a descubrir en el siguiente jeh
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Extranjeros | Paulo Londra
FanfictionPaulo y Lucila son dos argentinos inmersos en Estados Unidos. Teniendo personalidades muy opuestas, aun así notarán que poseen algo en común más allá de su nacionalidad. ¿Te animas a descubrirlo?