Hello, Sweetie • [JuNo]

Hoy lo harás

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*narra Chan*

   Salí corriendo lo más rápido que mis piernas me dejaron de aquel apartamento. Estaba tan asustado que toda la calentura que cargaba se convirtió en sudor frío en menos de cinco segundos. ¡Maldición! Como un estúpido, había comenzado algo que luego no sabría continuar. Porque, sí, había sido yo quien comenzó el beso, pero también iba ser yo quien se quedase sin saber cómo continuar, además de estar en shock, cuando ambos estuviésemos desnudos.
   Si hubiese estado en aquella situación con una chica creo que habría sabido cómo manejarlo, al menos un poco, pero con un chico la cosa cambiaba. Estaba al tanto de lo que debía hacer con la chica, o al menos lo esencial, pero no estaba seguro de qué hacer estando con él. ¿En qué momento decidiríamos quién iba a ser el que estaría en la posición de... la chica en una relación heterosexual y quién el chico? Yo no estaba al tanto de aquello, ni de qué le daría más placer a Jun, si la chica o el chico y, si fuese la chica, entonces, ¡¿cómo demonios se suponía que esa información llegase a mí?! Yo desconocía totalmente el mundo que va más allá que los besos, especialmente entre chicos, pero sabía quién era un experto en eso, especialmente entre chicos.
Toqué el timbre insistentemente y golpeé la puerta hasta escuchar alguna señal de vida dentro.
—¡Ya voy! —el grito se escuchó del otro lado de la puerta, la cual se abrió de golpe segundos después.
—¡Seung Kwan!, necesito ayuda —dije, nervioso, desde la puerta.
—A ver, ¿ahora qué pasó? —preguntó, una vez me hizo pasar y tomar asiento, cruzando los brazos sobre su pecho.
—Pues...
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*Flashback*

   Cuando lo escuché decir que volvería a casa y vi que faltaban sólo diez minutos para que mi turno terminase, supe que era mi oportunidad de pasar un poco más de tiempo con él, sólo debía poner una excusa; qué suerte que acababa de proponerle... una cita. Pensar en aquello provocaba aquellas cosquillas en mi esómago y yo no dejaba de sonreír. Tendríamos nuestra segunda cita, ya que cuento aquella película como la primera.
   Luego de que saliésemos del cine, tomamos el camino para ir a su casa. Y, el sólo hecho de darme cuenta de que estaríamos a solas, los dos, en su casa me hizo darme cuenta de lo que podría llegar a ocurrir allí, por lo que comencé a ponerme algo nervioso. Él se dio cuenta y tomó mi mano luego de mentirle diciendo que "tenía miedo de perderme". Era tan tierno cómo estaba actuando él y yo ahí, con mis manos sudando mares.
   Intenté mantener la calma y, cuando estuvimos en el elevador y las puertas de éste se cerraron, decidí hacer lo que yo tanto quería, así que me acerqué más a él, tomé sus caderas con una de mis manos y con la otra su mejilla, acercándolo totalmente a mí, y lo besé de la forma que tanto anhelaba.
   De repente en la habitación hacía mucho calor y mi piel parecía estar ardiendo. Eso, hasta que el elevador se detuvo y vi a su vecina parada del otro lado, entonces me sentí como un perro con la cola entre sus patas, caminando apenado detrás del chico que me gustaba. Él abrió la puerta de su apartamento y yo tomé fotografías mentales de todo el lugar; era como un sueño, exactamente como me lo imaginaba.
   Cuando vi su sofá me sorprendí, se veía muy cómoda y era grande. Antes de dejarme caer en él, pedí permiso, ya que era la primera vez que estaba allí. Para cuando me di cuenta, él se había sentado en el sofá también y estaba muy cerca de mí. Inevitablemente, terminamos besándonos y fue perfecto, al menos hasta aquel momento.
   Aquel beso se había vuelto muy caliente y ambos habíamos adoptado una temperatura muy alta, se podía sentir al tacto con nuestras pieles. Pero, cuando él me empujó contra el sofá y se colocó entre mis piernas, el miedo me invadió. Fue entonces cuando aquel cosquilleo en mi estómago que se podría comparar con mariposas revoloteando dentro de él, se había vuelto diferente, llegando así a yo compararlos con pterodáctilos estrellándose contra mis paredes estomacales.
   Estábamos a punto de hacerlo, yo era virgen, inexperto y no sabía mucho sobre eso, ¿qué se suponía que debía hacer? Por suerte para mí, se me ocurrió algo bastante inteligente: decirle que lo continuaríamos la próxima e irme lo más rápido posible a la casa de mi amigo experto en ello para poder prepararme para aquella próxima.

*Fin del flashback*
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—Ok, podría ser peor... —dijo Seung Kwan una vez terminé mi relato.
—Si ya lo habías calentado con los besos y manoseos, aquel "continuemos la próxima" lo calentó aún más —comentó Vernon, y luego comió otra fritura de la bolsa que tenía en sus manos.
—Tiene razón, pero, dejando eso de lado, ¿qué es lo que realmente quieres saber? —volvió a preguntar Seung Kwan.
—Quiero saber qué hacer cuando... eso pase..., ¿sabes? —contesté, algo apenado.
—Pues, todo depende de quién vaya a entrar en quién. No es muy difícil —dijo, inmutado.
—Sigo sin comprender... —insistí.
—Me refiero a que si tú entras en él, será como si lo hicieses con una chica, aunque en mi opinión es mejor que eso, pero, el punto es que no será muy diferente, quitando el hecho de que él tiene pene, y si él entra en ti, tendrá que tener muchísimo cuidado y ser gentil, ya que eres virgen, hecho que tendrás que avisarle previamente —explicó, explayándose un poco más.
—Acabas de confundirme aún más —dije—Jun es hombre, ¿por qué sería como una chica?
—Ay, niño. No sé cómo explicarlo para que lo entiendas... —él suspiró, derrotado, y luego volvió a incorporarse—. Creo que tendré que demostrártelo gráficamente.
—¡¿Ahora?! —preguntó Vernon, sorprendido.
—¡No me refería a eso, tonto! —exclamó Seung Kwan, irritado, y luego se volvió a mí—.¿Alguna vez haz visto porno?
   Me quedé en silencio, claramente no pensaba responder aquella pregunta.
—Perfecto, ¿alguna vez haz visto porno gay? —ésta vez preguntó algo más claro
—No —contesté con la verdad.
—Entonces hoy lo harás —dijo, abriendo su laptop y entrando a internet.