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La ambulancia había llegado al hospital por Camila. Cuatro paramédicos con la ayuda de algunas enfermeras del lugar subieron la camilla con el cuerpo de la doctora Cabello al vehículo. Samantha al ser la persona con mayor cercanía a ella, tuvo que subir a la ambulancia y acompañarla. Al llegar al hospital, su cuerpo aún inconsciente fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos; Samantha tuvo que llenar una serie de permisos y firmar la historia clínica de la ahora paciente, Camila Cabello. 

Pasaron alrededor de unas tres o cuatro horas cuando finalmente Camila recobró la conciencia. Sin perder el tiempo lo primero que ella hizo fue levantarse para quedar sentada en la camilla. Miró a su alrededor un par de veces queriendo entender y asimilar el lugar donde se encontraba, levantó la vista y observó un pequeño botón rojo sobre su cama, el cual era parecido al de las habitaciones de Radley. Sin pensarlo dos veces lo presionó y una pequeña alarma sonó durante un par de segundos en su habitación. Una enfermera entró a la habitación acompañada de un doctor y lentamente se acercaron a la camilla. Le hicieron un par de preguntas a Camila y de igual forma, ella también lo hizo. Totalmente confundida les preguntó que había ocurrido y porqué se encontraba en un hospital. Con mucha amabilidad ellos le dijeron que había tenido un pequeño ataque de ansiedad el cual había resultado en una leve pérdida de la conciencia. Camila suspiró y se recostó nuevamente sobre la camilla.

Luego de que el doctor y la enfermera abandonaran la habitación, Samantha entró. Camila se sorprendió al verla y le preguntó el porqué de su presencia, Samantha le explicó que alguna persona como mínimo debía de acompañarla al hospital pese a la ausencia de familia en la ciudad. Samantha tomó asiento a su lado e intentó entablar una conversación con la Dra. Cabello, pero ella solamente terminó ignorándola y dándole la espalda. Ciertamente debo de admitir que la sra. Smith es la única responsable del comportamiento de la doctora para con ella; había jugado con sus sentimientos y desechado todo su amor de un día para otro. Si no hubiese sido por la ética y el profesionalismo de Camila, sus días en Radley estarían siendo contados en este momento.


Tras una pequeña cantidad de exámenes y pruebas que se le habían realizado a Camila, el médico general había determinado que lo mejor será que ella toma reposo durante una semana completa. En primer momento ella renegó frente a la decisión del doctor, ya que no quería faltar a su trabajo. A la Dra. Cabello no le gustaba dejar a sus pacientes con personas casi que desconocidas las cuales no tenían ni la menor idea de los problemas de cada uno.

Luego del sermón de casi diez minutos que una terapeuta del hospital le había regalado a Camila, ella aceptó los siete días sin refutación alguna, e incluso se había emocionado un poco puesto que sin su firma, Lauren no podrá salir del lugar... Luego de haber pensado en ese pequeño detalle, el nombre de dicha paciente retumbó en su cabeza un par de veces. Lauren Jauregui, aquella mujer joven y hermosa que traía el mundo de Camila de cabeza, aquella mujer por la que ha caído lentamente, una mujer que había conquistado con lentitud y paciencia su corazón, aquella mujer a la que ella quería gritarle cuánto la quería, pero simplemente no podía hacerlo por su trabajo...


Llegó a casa acompañada de Samantha y aunque hubiese sido algo poco cordial de su parte, le pidió que se retirara del lugar de inmediato. Camila caminó hacia su cuarto, se recostó en la cama, encendió la televisión y comenzó a buscar algo para ver; como era de esperarse, no encontró absolutamente nada. Todas las películas que encontraba, ya las había visto anteriormente o simplemente no le llamaban la atención. Apagó el televisor y cubrió su cuerpo con una manta, cerró los ojos e intentó conciliar le sueño, pero la mujer que rondaba a diario por su cabeza, no se lo permitió. Camila no podía parar de pensar en Lauren ni por un par de segundos. Siempre estaba la mujer de ojos verdes en su mente; ella siempre pensaba en su rostro, en aquellos ojos que le transmiten y le provocan tantas sensaciones a su cuerpo. Pensaba en aquella vez que su paciente la había encontrado viendo pornografía en su oficina y se imaginaba como hubiese sido si ellas hubiesen tenido relaciones sexuales luego de aquel momento incómodo, recordaba la vez en la que quedó "encerrada" en una habitación con ella y que de no ser por los enfermeros del hospital, hubiesen tenido sexo en aquel lugar. La Dra. Cabello extrañaba ese lado lujurioso de Lauren, extrañaba las veces en las cuales ella la tentaba e intentaba provocarla cuando se encontraban solas en el hospital, extrañaba las risas y las eternas conversaciones con ella estando en la terraza, extrañaba su tacto, su sonrisa, sentir su cuerpo totalmente cerca al abrazarla. Simplemente no podía sacarse a Lauren de la cabeza; esa noche había intentado absolutamente de todo para poder pensar en algo más y cada intento, fue en vano.

Tomó su celular y llamó a Allyson, debía de hablar con ella y pedirle un par de consejos. Uno, dos, tres y cuatro timbres invadieron el oído de la latina hasta que finalmente la pequeña rubia contestó. Camila y Ally estuvieron hablando durante dos horas y media; la mujer de cabello castaño le había contado todo lo ocurrido desde el día en el cual Lauren había llegado al hospital hasta el día de hoy en las tempranas horas de la tarde. No había omitido detalle alguno y había sido totalmente abierta con su amiga, respecto a los sentimientos que estaban creciendo desenfrenadamente en su corazón hacia su paciente. En primer momento su amiga no supo que decirle y cuándo finalmente encontró las palabras para brindarle una respuesta sobre la situación, ésta había llevado los ánimos de Camila completamente hacia el suelo. Allyson le recordó una cantidad incontable de veces lo que podría ocurrirle si tomaba el riesgo de mantener una relación o algo más con Lauren; podría perder su licencia y tarjeta de profesional. En el mejor de los casos solamente la despedirían de su trabajo, pero en el peor de éstos podría recibir una demanda tanto por parte del hospital, como de los pocos familiares de la mujer blanca. 

Sin quererlo ni mucho menos esperarlo, Camila se había enamorado de su paciente y no encontraba forma alguna de deshacer lo ocurrido. Deseaba poder volver atrás en el tiempo para así denegar su traslado nuevamente a psiquiatría. Deseaba y le pedía a un Dios en el cielo sin saber la existencia de este, que le diera las fuerzas necesarias para firmar su traslado a un nuevo hospital en cuanto retomara sus actividades laborales. Deseaba con todas sus fuerzas el haber conocido a Lauren en otro momento, en otra situación porque quizá allí,  podrían estar juntas sin problema alguno... Pero ya no hay vuelta atrás, Lauren Jauregui  ha derrumbado las murallas del corazón de su doctora y ahora ambas se encuentran perdidas en un enamoramiento lleno de peligros... ¿Podrán sobrevivir?

Más Que Un Delirio Mental (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora