Capítulo 1

1K 20 6
                                    

A aquel que con un puñado de sonrisas logró devastarme. Gracias.

"No hay mayor dolor en el infortunio que recordar el tiempo feliz"-Dante Alghieri

Sabía perfectamente que debía dejar de leer en clase porque si el profesor García me volvía a pillar con el libro me lo quitaría y me haría hacer cincuenta ecuaciones de deberes. Odiaba las matemáticas. Nunca me habían gustado, es decir, ¿para qué tengo que aprender a resolver un sistema de ecuaciones? Yo ya sabía que cuando fuera mayor me mantendría alejada de los números, pensaba buscar un trabajo en el cual, como máximo, tuviera que usar la calculadora.

Cuando por fin terminó la clase de matemáticas salí del aula rápidamente para evitar que el profesor me echara la bronca -otra vez- por leer un libro en clase.

Normalmente en las clases que no me interesaban solía hacer eso, leía libros hasta que el profesor se hartaba y me echaba fuera de clase; aunque había algunos profesores, como la profesora Fernández, la profesora de geografía, a los cuales no les importaba que leyera en clase mientras no molestara.

Mientras recorría los pasillos repletos de gente del instituto San Martín iba mirando las caras de los niños -porque eran niños nada de adolescentes- que empezaban este año primero de la ESO. Habían tres que se paseaban por ahí molestando a una niña, eran los típicos gamberros que se pasaban el día molestando y que no les faltaba mucho para que les marcaran como PI (programa individualizado). Había otro niño que iba solo que llevaba una mochila verde tan subida que parecía una tortuga. Siempre me había hecho gracia la llegada de los estudiantes de primero, se podían clasificar de dos maneras: los asustadizos por empezar el instituto y los "malotes" que creen que van a ser los reyes del instituto desde el día en que pisen los pasillos, pero a esos los de segundo ya les dejan claro quién manda aquí. A los de cuarto y tercero nos da bastante igual eso de mandar en el instituto. En cuarto los estudiantes suelen ponerse las pilas para aprobarlo todo y poder sacarse el graduado y los de tercero -como yo- solemos aprovechar este año con tranquilidad.

Hacía dos días que había empezado el curso y a nadie parecía hacerle mucha gracia. A todo el mundo le habían pasado las vacaciones de verano demasiado rápido. Me fijé en el tablón de anuncios de secretaría, ya habían colgado las optativas.

Este año podíamos escoger entre francés con la profesora Martínez, alemán con el profesor Van Dall, mitología y religiones de civilizaciones perdidas con el profesor López, meteorología y el cambio climático con la profesora Valles y por último una optativa llamada "érase una vez un narrador" con la profesora Santamaría. No tenía ni idea de que optativa escoger, la mitología me interesaba pero sinceramente no aguantaba al profesor López y si tuviera que verlo cuatro veces a la semana acabaría por suicidarme. Francés y alemán ya los tenía descartados desde el principio porque, para empezar soy un desastre con los idiomas, y aparte de eso, si escogiera esas asignaturas, por obligación las tendría que hacer el año que viene y no me gustan las cosas permanentes, es decir, en algunos casos están bien pero nunca sabes lo que el futuro te puede deparar y es por eso que prefería no escoger ningún idioma.

Dejando esas tres aparte quedaban la asignatura impartida por la profesora Valles sobre la meteorología y el cambio climático y la optativa llamada "érase una vez un narrador". En general a mí las ciencias no me van, disfruto mucho más con las asignaturas de letras como historia y lengua, aunque tengo algunas excepciones como biología. Biología sí que me gusta. Probablemente esta optativa estaría bastante relacionada con las ciencias así que también la descarté. Ahora sólo me quedaba la de "érase una vez un narrador" simplemente por el nombre se podía deducir que la asignatura era de letras. Eso era simplemente lógico. Leí la descripción y esta decía: aprenderás a hacer redacciones como nadie y aprenderás las cosas más básicas sobre la literatura. Vale, esta parecía la típicas asignatura donde los profesores colocan a los alumnos con "dificultades" o los alumnos PI -así es como los llaman aquí-para que se pasen la clase comiéndose los mocos y haciendo fichas que hasta un niño de tres años podría hacer.

Entre el té y sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora