Epílogo

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El avión de papel volaba libremente entre las hojas rojizas. El sol se atrevía a iluminar aquel pequeño lugar donde anteriormente dos jóvenes habían solido ir. Ahora, saludando al nuevo y viejo otoño solo quedaba un avión de papel curioso y tranquilo. Este bailaba junto a la brisa y se dejaba caer con las hojas que habían decidido que su verano ya había acabado. En el lugar todo seguía siendo igual y a la vez todo había cambiado. Los atardeceres ya no eran iguales, ni tampoco los días lluviosos pero seguían estando los mismos árboles y las mismas rocas. Mas por alguna razón aquel hermoso paisaje estaba vacío, faltaba algo para llenarlo, quizá faltaban palabras pero ya no quedaban palabras para las tardes anaranjadas como aquellas.

Entre el té y sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora