Capítulo 42

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Valeria.

El pitido del despertador retumba en mi cabeza, suelto un quejido casi que instantáneo y me siento para sobar mi cabeza y apagar el aparato. Abro los ojos por completo y veo la hora, son casi las ocho y media,  Cameron me pasaría buscando a las nueve por lo que debía mover el culo.

Mariana entra al cuarto, vestía un conjunto deportivo negro y tenía un plato con dos empanadas y un potecito de salsa de ajo en las manos.

—¿Que fue?— pregunto viéndola de arriba hacia abajo.

—Nos invitaron a una clase de yoga y como yo soy un manojo de estrés fui para bajarle dos a la vaina, tu mamá fue también. Cuando llegamos tu papá nos tenía las empanadas, los muchachos fueron a ejercitar chill.

— Mmm, fino— quité la sabana sobre mis piernas y ella se tiró en mi cama para ver televisión. Me bañé rápido y busqué un outfit cómodo. Decidí ponerme un suéter grande blanco que tenía aberturas en las mangas y quedaba como un vestido, unos zapatos blancos y para dar color unas medias blacas con rayas negras no muy altas.

Sequé mi cabello con rapidez y lo hidraté un poco, no lo alisaría esta vez. Mientras me maquillaba decidí colocarme un suéter rojo atado en  la cintura, para que hiciera un contraste con mi labial. Cuando ya estaba lista tomé un bolsito y metí mi celular  con mi billetera y mis llaves, salí de mi cuarto luego de despedirme de mi mejor amiga. 

En la sala estaba mi mamá, vestida igual que Mariana, junto a mi papá comiendo empanadas.

—Dios te bendiga, agarra dos— me indica con su dedo el microondas y yo voy feliz a comer, me siento en el mesón con ellos y me sirvo un vaso de jugo de naranja— ¿Cameron te viene a buscar?

—Sí, dentro de un rato— respondo regando la salsa en mi empanada.

—¿Cómo a que hora llegan?, para ver si les monto almuerzo— pregunta mi mamá tomando de su vaso.

—De pana no sé a qué hora mami, quizá comamos en la calle— respondo y mi celular vibra en la mesa, la cara de Cameron junto a la mía se ilumina en la pantalla. Deslizo el dedo para responder y lo acerco a mi oreja— ¿Aló?

—Bebé, ya voy llegando al departamento.

—Okay, ya bajo— cuelgo la llamada y me termino la empanada. Mi mamá me da otra para Cameron y me recuerda que es para él. Me despido y salgo hacia el ascensor que tiene las puertas abiertas. 

No resistí la tentación y le quité el primer culito a la empanada, estaba crujiente y sabrosa. Al salir del ascensor camino rápido por la recepción y veo la camioneta de Cameron estacionada afuera. Caminé un poco más rápido y abrí la puerta con mi mano disponible, apenas entré al auto mi chico me recibió con una radiante y contagiosa sonrisa.

Se acerca y besa mis labios pausadamente— Buenos días mi amor.

—Buenos días, corazón— le extiendo la empanada con una sonrisa, sus ojos brillan y la muerde con emoción.

— Oh Dios, está delicioso— se limpia la comisura de su labio inferior con el dedo pulgar izquierdo, para luego proceder a lamer este— enserio que una de las mejores cosas de ser tu novio es la comida venezolana. ¿La preparaste tú?

—No, fue mi papá— digo riendo por sus expresiones tras cada mordisco.

—Mi suegro es el mejor, enserio— dice feliz, luego frunce el ceño repentinamente— ¿Qué pasó con la parte de arriba?

Coño, si se dio cuenta.

—La tentación me ganó, lo siento— sonreí inocente y él se rió, me atrajo hasta sus labios y me besó cortamente.

Venezuelan Girlfriend ; DALLAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora