VG|¿Quién diría que un simple intercambio de teléfonos cambiaría de tal forma la vida de estos dos seres?.
Aunque contando con la suerte que tiene Valeria todo puede pasar.
Acompáñame a ver esta triste historia.
➳Historia completamente mía, prohibid...
Salí de mi cuarto al momento en que escuché el timbre en la puerta de entrada, acomodé mi outfit y arrastré la maleta hacia la sala. Hoy nos vamos a LA con los chicos, no hay mejor manera de terminar el verano. Este viaje me emocionaba más que los anteriores, finalizaría las vacaciones con mi combo completo en Los Angeles.
Abrí la puerta y una Victoria muy emocionada casi me salta encima haciéndome caer, traía consigo su maleta y un bolso en su espalda.
—Verga chama, un poco más y me tumbas— la reprocho en modo de juego, ella rueda los ojos.
—Estoy muy emocionada, ya mi cuerpo pedía playa y sol— dice como una niña chiquita,yo me limito a reir.
—Y eso que no haz ido a las playas de Venezuela, no querrías volver nunca— la voz de Mariana se hace presente junto a los muchachos, arrastraban sus maletas saliendo de las habitaciones con mi mamá detrás regañándolos para que no rayen el piso.
—Bueno, ¿ya tienen todo?— nos preguntó como por décima vez— ¿pasajes?
—Sí— respondí guardándolo en mi bolso.
—¿Pasaportes?
—Aquí— mi hermano le muestra el suyo.
—¿Ya llamaron a los que los recibirán allá? No quiero nada de sorpresas después porque no me van a hacer correr, se los estoy advirtiendo— nos apunta a todos con su dedo índice.
—Bueno María, deja a los muchachos vale, ellos ya saben que se deben comportar— mi papá sale de la cocina con las llaves del carro en la mano— esta vez van por su cuenta, ya deben ir comportándose como adultos, no quiero peos por ahí.
—Sí vale, tranquilos. Igual estaremos con los muchachos, ellos tienen seguridad y todo tranquilo— digo y veo como mi mamá se relaja un poco, entiendo que esté nerviosa porque tiene la responsabilidad de todos nosotros, pero también debe relajarse un poco.
—Además, ellos se van y nos dan vacaciones a nosotros también— le dice mi papá a mi mamá y todos nosotros entendíamos a lo que se referían, por lo que pusimos cara de asco.
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—Bueno, se nos hace tarde para el vuelo— habló Esteban cortando el silencio incómodo que se había formado. Nos despedimos de mi mamá y cada quien tomó sus maletas, entramos separados a los dos ascensores y aprovecho de sacar mi celular de mi bolso y así avisarle a Cameron que ya voy al aeropuerto.
Les debo contar que este niño ya estaba en Los Ángeles, se fue hace tres días después de la sesión para la revista Legend. Lo que pasa es que me dijo que había mandado a remodelar algunas cosas de la casa y debía ir porque estaba listo todo, además de que era una sorpresa para mi. Entonces quedamos en que nos veíamos allá.
