"Se cuenta que existe más de un otro yo. Normalmente nacen según la última decisión que tomaste antes de morir o debido a una tristeza que es capaz de traspasar las fronteras de los mundos. Cada vez que uno muere se acumula en un alma de entre todos los otros tú, tu suerte, tu energía vital, para ser más precisos tu vida..."
-Mamá- Sorprendió Erika a quien leía un libro.
-¡Oh! Erika, Miranda- La bebé sonrió en los brazos de su madre.
-¿Ya pudo decir papá?- Preguntó el duendecillo que había estado esperando desde que su hija dijo «mamá» primero.
-Paciencia, querido, creo que la 'p' no es tan fácil de pronunciar para ella... Pero, ya debería saber hablar, ya tiene como un año- Se quejó de la menor.
-No seas estricta, todo a su tiempo... Además, tal vez no sea buena hablando- Se quedó mirando a Erika.
-¿Estás diciendo que es tímida por mi culpa?- Max asintió riéndose.
-Ya aprenderá, esto no significa nada- Dijo.
Los tres rieron sonoramente, pero la reina guardaba en su interior el recuerdo del demonio que le vino a visitar. Sin embargo, solo podía aguardar y rezar por la compasión de los dioses.
-Nos veremos en el altar- Besó a su esposa y se llevó a la bebé. -Venga, vamos con el abuelo- Le hizo gorgoritos.
Ambos se despidieron de la reina. Mañana sería la boda real, y aún quedan los detalles. Amaltea iba a continuar leyendo cuando una ventolera le provocó un escalofrío.
-"Después del nacimiento del demonio
Aparecera el ángel... El otro lado de la moneda se concluirá con un giro de el dedo del diablo"-Sintió las palabras dichas que presentan al cruel destino.
-¡Cállate, cállate!- Gritó tapando sus oídos. -Sal de mi cabeza-
-¿Debo salir yo? ¿No serás tú quién me ha atrapado?- Resonó su carcajada y se liberó dejando temblando a la emperatriz.
Nadie podía quedarse tranquilo, estaba todo el reino centrado en la boda. Volantes se esparcían con la primicia y las calles se adornaban con flores. Principalmente por Lirios y Cerezos.
Erika se movia de un lado a otro sin control por la sala. Estaba tan nerviosa que le sudaban las manos.
-Hija, calma- La detuvo Ezarel. -Respira- Inhaló junto a ella. -Ahora quiero que pienses en todo lo que te hizo aceptar este matrimonio. No te preocupes de nada, solo de ver si Max sonríe o no. Incluso, si te caes en plena boda no se arruinará y él vendrá a recogerte. Te lo aseguro, yo lo crié- Comentó haciendo reír a su hija.
-Lo sé, y aunque no me criaron o no seamos tan cercanos, acogieron a Max. Moldearon y cuidaron a la persona perfecta para mí, por eso seguiremos siendo familia-
Siendo llevaba al altar por encima de una alfombra deslumbrante, venía Erika tomada del brazo de su padre. Max al notarla no dejó de sonreír ampliamente. Ambos se casarían y pasarían el resto de sus vidas con la personas que más amaron.
El duendecillo aún no se podía creer que ese día llegaría, ya que siempre se negó al hecho de que Erika lo mirara con otros ojos. Pero, resultó ser verdad y él agradecía cada minuto de su vida por ello. Y ya adultos podían decir con firmeza que se amaban. Aceptar seguir agarrados de la mano por la eternidad. Y darle todo su amor a sus hijos.
ESTÁS LEYENDO
"El otro lado del espejo" Volúmen II [CDM Eldarya]
Fanfiction[+18] [Mundo Omegaverse] Amaltea es la única solución para los múltiples problemas del Reino de Eel y de toda Eldarya. Tras perder a su hija, la reina se ve envuelta en una maldición, que arrastra a todo el reino. Llevándolo a subsistir en medio del...