Casi caigo de un risco, si no fuera por Max hubiera muerto antes de caer al fondo. ¿Qué hacemos subiendo una montaña? Ah, cierto estamos en una llamada "expedición de objetos raros".
Terminamos de subir.–¡Qué susto!– Exclamé una vez que subí con ayuda del duendecillo.
–Y eso que aún no ves el terror más grande– Sus palabras no me alegraron.
Continuamos con la travesía y llegamos hasta un pueblo. Pero, no cualquier aldea, era sucia y mal cuidada, ni mencionar a la gente, todos desnutridos trabajando forzosamente.
Me agarré al brazo de Max impactada por la insalubridad del sitio.
–¿Qué...?– Antes de formular la pregunta él la contestó.
–La afueras del reino de Ool... Nosotros somos culpables de su estado. El reino que esclavizamos del Oeste– Dijo entre dientes apretando con fuerza su puño. A Max le molestaba más que a mí y no es de extrañar, se siente culpable y él es muy sensible. Todo lo contrario a mí, a decir verdad lo envidio un poco, porque tiene tacto con las personas.
Tomé su mano, sí yo lo hice sin rodeos. –Tenemos que almorzar– Él se sobresaltó al sentir sus dedos rozar con los miós. Tiene unos finos, y largos dedos, son un poco ásperos, pero eso demuestra todo lo duro que trabaja.
Nos dirigimos a un restaurante. Era todo lo contrario a lo de ahí afuera.
–¡Maximus, bravissimo!– Estrechó manos con un señor regordete y muy bajito. –¡Oh, si ha venido con su novia! ¡La casa invita, vengan!– Nos señalaba un lugar al fondo. Una mesa de madera adornada por flores y lámparas con luciérnagas rodeaban esa parte, dando un aura romántica. Nos sentamos y nos entregó el menú.
Una lastima que no entendiera mucho la lengua del menú. Pero, entendía un poco ¿Por qué entendía un poco? Presté atención.–¿No puedes leerlo?– Él amablemente me hizo poner el menú sobre la mesa y me indicó cada palabra. Esto ya lo había vivido antes...
–¡Hermano!– Grité entrando a la habitación de esa persona.
–¿Por qué haces tanto ruido?–
–Yo... ¡Ykhar no sabe enseñar no entendí nada de lo dijo!– Dije.
–¿Le prestaste atención?– Yo bajé la cabeza, porque no lo había hecho.
–Ay, Erika... Bueno, ven aquí ¿Qué no entiendes?– Le mostré una hoja llena de símbolos. –Mira, aquí dice "Ayer acompañé a mi hermano al baile real" la palabra "acompañé" está en Pasado...–
Max me llamaba comprobando que lo escuché.
–¿Entendiste?–
–Ah, yo... Lo siento, recordaba algo– Él se recargó hacia atrás.
–Ni siquiera sé porque te tengo paciencia– Yo le sonreí divertida.
–Es imposible resistirse a mis encantos– Encerré su pierna con mis pies provocando un sonrojo al duende.
–Eres mala... ¿Ya lo te dije? Muy cruel, si antes eras un diablillo, ahora eres un vil demonio.– Yo solté una risilla con su comentario. Amaba cuando alguien me decía lo malvada que era, me hacía sentir halagada.
–¿Ya decidieron los novios?– Preguntó el mismo señor anterior.
–Sí, dos ensaladas surtidas y filete, ya sabes del mundo mortal– El señor asintió y se fue.
–¿Por qué no le dices que no somos novios?– Le fruncí el seño.
–Déjalo, siempre se decepciona cuando vengo solo, además...– Se sacó su guante y pasó su mano por mi pierna desnuda. Yo no evité sacar un gritito de sorpresa. –¿Hay algo de malo en qué nos vean así?– Concluyó sonriendo maliciosamente y dejando mi falda en su lugar, porque me llegaba bajo la rodilla y él la apartó para darse paso a tocarme.
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"El otro lado del espejo" Volúmen II [CDM Eldarya]
Fiksi Penggemar[+18] [Mundo Omegaverse] Amaltea es la única solución para los múltiples problemas del Reino de Eel y de toda Eldarya. Tras perder a su hija, la reina se ve envuelta en una maldición, que arrastra a todo el reino. Llevándolo a subsistir en medio del...