"Aún puedo correr" Capitulo 7

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Había sido teletransportada sin razón al mundo de los humanos. Kentin me estuvo contando toda la historia de Eldarya o al menos la que se encontraba en el libro de plata. Cada día voy entendiendo más de Eldarya, como si se fuera adentrando poco a poco en mi corazón.

Escuchamos un ruido de la sala. Una puerta abriéndose, seguido de pasos.

-Erika, rápido salgamos de aquí-

-¿Qué sucede?- pregunté.

-¿Cómo lo voy a saber? De todas maneras es más seguro salir de aquí.- Kentin abrió la ventana y me tomó en brazos.

-¡Espera! ¿No te vas a tirar de esta altura, cierto?- Una gota de sudor pasó por mi frente.

-¿Qué más crees que voy a hacer?- Dijo antes de aventarse por la ventana.

-¡Ahh! ¡Vamos a morir!- Cerré los ojos.

-Erika, ya llegamos abajo-

Abrí los ojos. -¿No qué eras poco atlético?-

-Eh... Después te explico eso- Dijo y me bajó. Agarró mi mano y salimos corriendo. No obstante, en la esquina se paró un auto que iba a toda velocidad. Bloqueando el paso. Kentin corrió hacia la dirección contraria. Y escuché esa voz que era tan dolorosamente amada para mí.

-Hasta correr será inútil mi querida Erika- Lo míranos.

-Vicktor- Aclaré y Kentin me soltó perdiendo la calma.

-Tú... Así que siempre estuviste cerca ¡Asesino!- Le increpó. ¿Acaso, Vicktor mató a la madre de Kentin?

-Es agradable vernos de nuevo hijo de Silvara- Sonrió. -Silvara... Era una mujer tan hermosa, tal vez debí consumir su escencia también- Mi novio apretó los dientes. -Bueno Erika, ya es momento de que vuelvas conmigo- Estiró el brazo. -Si no te resistes nada malo sucederá-

-¡Jamás, ya nunca más regresaré!- Exclamé.

-Con qué esa es tu decisión... Entonces, tal vez no vuelvas ni haber a tu querido Vicktor- Dijo mientras un polvillo negro lo cubría. En cuanto se convirtió en solo humo negro, lo alejó con unas gigantescas alas negras. Tenía dos cuernos oscuros e incluso su apariencia había cambiado. -Atrapenlos- Ordenó a las dos siluetas negras que nos tomaron por los hombros.

-¡Suéltame!- Gritábamos, sin embargo sus fuerzas eran descomunales.

Nos ataron y encerraron en un frío sótano.

-Reflexionen sobre sus acciones- Dijo cerrando la gran y pesada puerta de hierro.

-¡Mhmmm! ¡Mhp!- Intentaba desatarme. Lo peor es que taparon mi boca, así que casi no me escuchaba.

Kentin tironeo del pañuelo que le cubría la boca con sus dientes y este se soltó. Decidí imitarle.

-Tendrás que buscar una forma para escapar-

-¡En eso pienso!- Aclaré mirando el lugar sin ventanas. Lo único que había de vida ahí era los hongos en las paredes y una gotera del techo. -Qué sitio más asqueroso- Reclamaba.

-¿Qué tal si te transportas por medio de ese charco?- convenció.

-¿Cómo hago eso?-

-Ese colgante que llevas... ¿Alguien en Eldarya te lo dió, verdad?- Preguntó contemplando de reojo.

-Sí... ¿Cómo te diste cuenta?-

-Su aura... Tiene otro tipo de calidez, una pura y hermosa... Es como si el mismo agua del cielo se hubiera reflejado en ese medallón. Seguramente representa la fuente de la vida. Si esa fuente existe en verdad, yo creo que una gota de ese lugar formó aquella joya- Decía con tono tenue.

"El otro lado del espejo"  Volúmen II [CDM Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora