Aún me encontraba confundida por lo sucedido con ese extraño jóven. Había sentido un vínculo especial con él, me hacía sentir la suficiente confianza como para depositar mi vida en sus manos. El solo recordarlo me emocionaba tanto como para que mi pecho arda. Apretaba el libro dorado contra mí para intentar calmarme. No comprendía lo sucedido, sin embargo iba hacer caso a las palabras de aquel ser.
Caminé sin rumbo por un rato, pasé cerca del puerto, pero inconscientemente comenzé a subir el cerro ¿A dónde quería llegar? No había una aclaración al respecto, solo continuaba el sendero a la vez que pensaba en ese singular chico. Llegué sin mayor dificultad hasta arriba. Un lago llamó mi atención y tuve el presentimiento de que si me metía dentro me transportaría a otro mundo. Sin importar si me mojaba o no caminé hasta el lago. El agua tocó mis tobillos y seguí sumergiendome. Entonces, una fuerte corriente me arrastraba adentro, como si el mismo agua me agarrará, forzandome a ahogarme.
Caí inconsciente, todo estaba oscuro, pero oí una voz. Una voz tranquila y lumínica, que nunca había escuchado.
-Erika, ya es tiempo- Me dijo esa femenina y omnipotente voz.
-¿Tiempo de qué?- Pregunté de forma irrespetuosa, ya que estaba cansada de ver seres inexplicables y de todo mi agitado día.
-Tal cual se heredó en tu sangre, debes continuar el camino de la unión de Eldarya. La hermandad será la única que nos llevé a la gloria en tiempos de guerra. En cuanto el reloj toque las doce huiras de nuevo, pero aún puedes evitarlo... Solo acepta tu destino- No entendía la naturaleza de sus palabras, pero pareció me fundamental recordarlas. Luego, sentí un fuerte vértigo. Estaba cayendo a un vacío que no tenía fin.
Desperté a la orilla de una playa. El clima era frío y húmedo. Aún me encontraba mareada por lo sucedido. Me levanté despacio, observando el lugar. Una hermosa playa sin rastro de gente a los alrededores.
-¿Dónde estoy?- Hablé en voz alta. Esto no era España, al menos ningún lugar que yo conozca. Derecho se veía un bosque, así que seguí el camino de hierba verde. Me pregunto si habrá algún pueblo cerca o alguien que me diga dónde me encuentro.
Hacía fricción con mis manos para darme calor. ¿Estará llegando el invierno? Hasta el clima es nublado. Me adentré al bosque.
-¿Hola?- Como si me fueran a contestar. Me estoy congelando, mientras más caminaba más frío hacía.
Estaba yendo más profundo. Voy a terminar por perderme así, si es que no me da hipotermia antes.
Toqué hielo. Más adelante había una capa de nieve, pero esta solo abarcaba un pedazo del bosque. Específicamente, estaba congelado solo un árbol gigantesco, creó que el árbol más alto y grande que he visto por todo el recorrido. Junto a él un montón de flores se encontraban petrificadas. ¿Cómo puede ser posible que solo esta parte del bosque contenga nieve?
-No creí que llegarías tan pronto- Preguntó alguien con una voz de un timbre medio. Me volteé y era aquel chico que me ayudó a escapar.
Oh, no... Otra vez no. Un mar de emociones inundaron mi cuerpo. La piel se me erizaba y la temperatura parecía elevarse.
-¿Por qué de nuevo te ves como humana? Creí que al recuperar tus memorias volverías a convertirte en nayade.- Suspiró, un aire que me hizo incomodarme. ¿Me puse nerviosa por algo semejante? Pero yo ni siquiera lo conozco... Moví mi cabeza para poder reaccionar.
-¿Nayade? ¿Quién? Eso es solo una leyenda- Le dije sin darle mayor importancia. Sin embargo, él abrió los ojos como platos.
-En serio, no recuerdas nada?-
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"El otro lado del espejo" Volúmen II [CDM Eldarya]
Fanfiction[+18] [Mundo Omegaverse] Amaltea es la única solución para los múltiples problemas del Reino de Eel y de toda Eldarya. Tras perder a su hija, la reina se ve envuelta en una maldición, que arrastra a todo el reino. Llevándolo a subsistir en medio del...