Emily Young se dirige a la reserva Quileute a una sencilla visita familiar sin imaginarse que su alma esta ligada a Sam Uley, el prometido de su prima, Emily llena de pureza tratara a toda costa de impedir este triangulo amoroso tan doloroso, sin em...
Camine junto a Seth rodeados por el gélido frió mañanero de la reserva, lo acompañaba a la escuela aunque aquello no era necesario pues el se movía por la reserva con total familiaridad pero yo había preferido hacerlo, Leah se había calmado cuando el pequeño reloj despertador en la habitación de Seth marcaban las dos de la mañana y aunque luego de eso el silencio había inundado la casa Clearwater aun así, yo no logre dormir y deseaba tanto saber que decirle a Leah que había terminado saliendo a llevar a Seth a la escuela para poder despejar mi mente.
– ¿que sucedió con Leah anoche? – Pregunto Seth, el pequeño caminaba cabizbajo con sus pequeñas manos deslizándose a lo largo de las asas de su bolso; lo vi hacer un puchero. Seth estaba preocupado por su hermana.
– no lo se, Seth. – dije, sintiéndome triste también.
– ¿ustedes dos pelearon? – pregunto, alzando la mirada del suelo para mirarme.
– no lo se. – dije de nuevo, con las lagrimas quemándome los ojos y luchando por salir, suspire profundo pues ya nos encontrábamos en la puerta del colegio, Seth no insistió y se dirigió a la entrada de la escuela girándose en el portal de este para mirarme con una sonrisa lastimera en señal de despedida, correspondí a su sonrisa para luego verlo desaparecer hacia el interior, lamente que el pequeño tuviera tal preocupación.
Regrese a casa caminando tan lento como me fue posible, me desvié para caminar por la orilla de la push mientras la arena se metía entre mis dedos el fría agua tocaba mis pies por segundos cada que la marea lavaba la orilla y termine de cuclillas en la orilla del mar, respirando el aire húmedo y salado que la playa me brindaba, adoraba venir a jugar en la playa junto a Leah cuando estábamos de la edad de Seth pero anoche me había mirado con tanto odio que temía que tales recuerdos tan felices se tiñeran de tristes en un tiempo.
– ¿Emily? – llamo alguien detrás de mi, me puse de pie en un salto y me gire para encarar a la persona que acababa de llamarme. Mi sangre se heló al ver a Sam frente a mi. Me sentí extraña en su presencia, aunque no podía definir con certeza el como me sentía en ese momento. – ¿estas bien? – pregunto, note su mirada sobre mis mejilla y eleve mi mano hasta una de estas secando rápidamente cualquier rastro de lagrimas. – ¿como esta Leah? – pregunto de nuevo, pues yo no había musitado palabra alguna desde que el anuncio su llegada.
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– la verdad... la verdad, no lo se. – dije, al fin aterrizando mis ideas, mi ceño se frunció y entrecerré los ojos en su dirección. – ¿puedo saber que le dijiste a mi prima?
– ¿que le dije sobre que? – pregunto, me miro como si acabara de caer en cuenta de algo. – ¿Leah te ataco de alguna manera? – pregunto, acercándose a mi, huí, empece a caminar para alejarme de el. – Emily. – insistió empezando a caminar a mi lado. – ¿Leah te dijo algo? – pregunto de nuevo.
