CAPITULO 6

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maratón (2/3)

La primera noche en la pequeña cabaña fue una pesadilla, pues estar tan sola nunca había sido lo mío. Sinceramente no entendía el comportamiento de tía Sue en un principio pensé seriamente en el hecho de que ella me sacaría de su casa y me odiria por lo que fuera que Leah estuviera pensando de mi, pero no fue así. Ella me saco de su casa pero me llevo a otro lugar, ademas aseguró que no tenía porque preocuparme por comida o la renta de la pequeña cabaña, nunca fue grosera, sin embargo en su mirada se reflejaba tristeza. Yo solo guardaba la esperanza de arreglar las cosas con Leah para poder regresar en paz a casa.

Era sábado y yo caminaba impaciente afuera del pequeño supermercado, esperaba que este fuera abierto por sus dueños mientras contaba las pocas monedas que tenía sobre la palma de mi mano, deseaba que fuera lo suficiente para una llamada de teléfono.

– Buenos días ¿Necesitas algo? – deje de contar el pequeño montón de monedas para buscar a la dueña de tal voz, de pie en la puerta del supermercado y con un juego de llaves en sus manos se hallaba una jovencita morena y de largo cabello negro y lacio, la chica aparentaba tener cerca de 14 o 15 años.

– si. – dije, centrando mis ideas. – ¿Estas abriendo ya? 

– si. – dijo, ofreciéndome una gran sonrisa. – ¿En qué puedo ayudarte? – dijo entrando en el supermercado, me apresure a seguirla.

– ¿Tienes un teléfono? Necesito hacer una llamada.

– si, ahí está. – dijo, señalando a su derecha a un teléfono pegado en la pared de madera.

– ¿Cuánto cobras por minuto?

– cada minuto te vale $25 centavos. – asenti, caminando hacia el teléfono segura de que tenía un límite de 4 minutos para hablar.

El teléfono fue descolgado luego de que el timbre sonará por tercera vez.

Hola.

– Mary. – solté con un sentimiento de alivio al reconocer su voz. – habla Emily.

oh, hola ¿Sucedió algo? – pregunto de inmediato, fruncí el ceño.

– ¿Porque lo preguntas?

Emily, son un poco más de las seis de la mañana. Nadie llama tan temprano si no ha sucedido algo.

– si bueno, es que... – dude si meter a mi hermana mayor en esto era lo correcto, pero me sentia tan sola que ya no sabía a quien más recurrir.

–  ¿Dónde estás, Emily? – pregunto, ante mi silencio.

– En la reserva Quileute. – dije, mi voz tembló. Sentí que me quebraba. – necesito a alguien, Mary. ¿Puedes venir por favor? – suplique, mi hermana guardo silencio al otro lado de la línea.

– estaré allá lo más pronto posible. – dijo luego de un par de segundos. –  por favor mantente tranquila, yo llegaré pronto.

Gracias. – dije con sinceridad. Para luego colgar.

Me acerqué al mostrador, no lucía bien y la expresión de la chica al detallarme me lo confirmo.

– ¿cuantos es? – pregunté, ignorando su mirada. La joven miro el reloj en su muñeca.

– son $25 por 3 minutos... $75 centavos. – asenti, conté las monedas entre mis manos y le entregué lo que me había indicado. – ¿Estás bien? – pregunté con interés. La ignore. – ¿Puedo saber tu nombre? – fruncí el ceño, sin embargo no había razón para no contestar.

Sunshine |Sam Uley| |Libro 9| de la serie 'IMPRONTAS'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora