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- Amparooo - Le grité a mi amiga mientras me adentraba en su camerino ya que tenía la puerta abierta. Estaba hermosa, llevaba un vestido corto de lentejuelas, que la hacía brillar más si cabía, el pelo un poco alborotado y maquillada espectacular resaltando esos ojazos verdes que tiene.

- Illa, pero que guapa por dió! - me saludó con un par de besos mientras yo me sentaba a su lado.

- Ala, que exagerada, ¿cómo van esos nervios? - le pregunté y acto seguido vi como su rostro dejó de irradiar alegría para mostrar un poco de miedo, nos conocíamos muy bien y con solo mirarnos intuíamos lo que nos pasaba por la mente.

- Estoy hecha un flan, mientras no me desmaye de nuevo - dijo con una media sonrisa queriendo ocultar lo que las dos sabíamos que era su gran temor esta noche. Puse una de mis manos en su mejilla.

- Sabes que lo vas hacer como nunca amiga y que esa pesadilla es sólo eso, no se va a repetir, y de ser así, caemos todos en un desmayo colectivo contigo - le dije tratando de quitarle hierro al asunto. Ella asintió y me respondió un "gracias por estar aquí amiga". En eso entró Francis, me saludó y le dijo a Pastora que ya era el momento. Salimos los tres juntos de su camerino, la abracé fuerte para transmitirle tranquilidad y con un "nos vemos en unos minutos allá arriba" fui rumbo a mi camerino. Al poco rato dió comienzo el concierto y yo salí corriendo para dirigirme a un lado del escenario, no podía perderme lo que sería el reencuentro de Pastora con su público y su banda. Escuchaba a su público gritar su nombre y corear sus canciones a todo pulmón, a lo que me sumé sin darme cuenta porque así era ella, te deleitaba con su voz y su arte cuando estaba encima de una tarima y sin darte cuenta te contagiaba esa alegría. Estuve tarareando sus canciones hasta que la presencia de alguien irrumpió mi espacio. Giré despacio mi rostro queriendo que el aroma percibido no fuese el suyo, hasta que nuestras miradas se encontraron y ya no hubo margen a equivocaciones. Estaba igual de preciosa que siempre, llevaba un vestido largo en negro, ajustado al cuerpo que detallaba sus siluetas, con un escote que dejaba poco a la imaginación, el pelo suelto alborotado, con un maquillaje, no muy exagerado pero que resaltaban a la perfección sus facciones y los labios rojos. El corazón me dio un brinco a lo que mi cuerpo respondió con un temblor pero mi cerebro reaccionó rápido y me hizo fruncir el ceño.

- Ma...Malú, qué haces aquí? - le pregunté con cierto desconcierto, Pastora no me había dicho que vendría y los días que ensayamos no me la había encontrado por aquí. Y una ola de recuerdos invadieron mi mente en cuestiones de segundos.

- Hola Vanesa. Yo bueno - desvió su mirada a Pastora y con una sonrisa orgullosa me dijo - no podía perderme su regreso.

El silencio llegó y no era de esos que disfrutas y te arropan, si no de los que resultan extraños y muy incómodos, para mi suerte llegó Ana a avisarme que en unos minutos era mi turno y debía retocar mi maquillaje, le dedicó un saludo a Malú el cual ella respondió y nos encaminamos a mi camerino. Unos minutos después ya estaba lista y esperando que sonaran los primeros acordes de "Perdóname"...



_Hasta aquí este primer capítulo 😎, me cuentan que les pareció y si prefieren que en el próximo cuente la perspectiva de Malú o si sigo sin más con la continuación de éste 😉_

Intentemos ser InmunesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora