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Narra Vanesa:

Estaba ya a acostada en una de las habitaciones, con Pili claro está, dando vueltas en la cama, ¿sabéis cuando hay algo que te inquieta y no te deja estar tranquila física ni mentalmente? pues así me siento en estos momentos. Me repito una y mil veces que no, que no debo hacerlo pero en cuestiones del corazón la razón no entiende y mi raciocinio hoy no está por la labor. ¡ Qué mierda ! Así no puedo dormir.

Salgo con cuidado de no despertar a los que están en la sala durmiendo y con más cuidado aún subo las escaleras, casi flotando en el aire queriendo que nadie me pille. Dos, tres pasos y estoy delante de su habitación. Joder Vanesa que estás a tiempo de bajar y volver a meterte en la que es tu cama esta madrugada. Dejé de pensar y abrí de una la puerta de su cuarto, entre muchas ganas y temor por lo que pudiera encontrarme. Y sí, Guiomar estaba durmiendo en su cama pero en una esquina y Malú en otra, respiré aliviada y una sonrisa de satisfacción se asomó en mi rostro. Me acerqué a la cama y me agaché a su lado, pasé mis dedos por su pelo rozándole la frente, solo un par de segundos porque al sentir el contacto de mi piel con la suya abrió los ojos, ¡y de que manera! Le tapé rápidamente la boca con mi mano para que no fuese a gritar y le hice seña para que no hablase, y viniese conmigo. Pensé que me iba a mandar a la mierda pero todo lo contrario, asintió con la cabeza y de mi mano salimos de su habitación.

M- ¿Vanesa qué haces?

V- Shh...no hagas ruido, vamos fuera.

Repetimos lo que yo había hecho antes, con sumo cuidado nos dirigimos a la terraza, de la mano y bordeando a más de uno que estaba en los colchones que se pusieron en el suelo durmiendo. Al fin estábamos solas y alejadas de cualquier mirada inoportuna.

M- Si es para disculparte lo podías haber hecho en la mañana que tengo mucho sueño de verdad.

V- No he venido a disculparme.

Y sin dejarla asimilar mi contestación posando mis manos en sus mejillas la atraje a mi boca. Se quedó inmóvil mientras yo me sentí más en casa que nunca, me di cuenta de que el beso anterior no lo había disfrutado cuando ella me siguió y empezó a acariciar sus labios con los míos recordándome por qué no podía alejarme de su boca. Una maratón de elefantes galopando en mi interior en ese momento. Dios, su boca es tan deliciosa, tan suave y en tan perfecta sintonía con la mía que me atrevería a decir que están hechas la una para la otra. Todo lo bueno llega a su fin y así pasó, puso distancia entre nosotras y sentí caer sobre mí un jarro de agua fría volviéndome a la realidad, me llevaré una ostia pensé. Pero su cuerpo no se movió ni hizo ademán por hacerlo así que decidí arriesgarme una vez más.

V- No pienses, ven.- la tomé de la mano para guiarla a unas hamacas.

Y mientras la guiaba le abracé por la espalda poniendo mis manos en su barriga, dejando alguna caricia y besando su cuello y su hombro, los dos metros más largos y que más he tardado en recorrer hasta que llegamos y me puse delante de ella, juntando nuevamente nuestras bocas, ahora acariciaba su espalda pero debajo de su camiseta, pude sentir su escalofrío en mi piel cuando la suya se erizó. Ella no se quedó atrás, quiso sentirme también y llevándome a la locura apretó fuerte mi culo juntándonos aún más. Le quité su camiseta sin miramientos, quiero sentirla, lo necesito.

M- Vane, nos pueden ver. - Con solo mirarla supo que mi respuesta sería la misma.

M- No pienses...

Terminamos de desnudarnos para meternos dentro de la piscina y abrazadas llegar a lo más alto como tantas veces, esta vez, en un par de ocasiones. Nos sorprendió el amanecer cuando por última vez susurré su nombre en su oído yéndome entera entre sus brazos. La giré sentandola nuevamente en mis piernas quedando su espalda en mi pecho, mis manos en su tripa y las suyas encima de las mías regalándome caricias mientras me extasiaba con el olor de su cabello. No sé cuánto tiempo pasó porque para mí el mundo se detuvo en ese instante.

A.S- Qué placer sentirse en casa.- Nos dijo con una sonrisa mientras nos dejaba un par de toallas limpias. Él siempre como todo un maestro teniendo una frase para cada momento.

Intentemos ser InmunesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora