GUARDIAN'S LOVE I; PRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA "YOU"
Existe el mito de que en alguna Tierra paralela, los más viejos y sabios de ésta se dedican a criar guardianes, seres con dones y particularidades tanto peculiares como especies "programados" a de...
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»18. Algo anda mal. «
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LA VELADA PARECÍA IR DE MARAVILLA, claro, si no contabas los intentos por parte de Joe West para hacer quedar mal al pobre esposo de su hija adoptiva y los muchos regaños que Kailan Bennett se vio obligada a hacer para evitar armar una escena en plena cafetería. Odiaba tener que intervenir de ese modo entre los hombres de su vida pero no quedaba de otra considerando que definitivamente parecía que ese par jamás se llevaría bien, ni siquiera por la salud mental de la pelirroja. Barry Allen, por su lado, intentaba de todo para no hacer enojar a la menuda mujer a su lado. Ignoraba a toda costa las mofas del moreno a pesar de lo complicadas que llegaban a ser, concentrándose únicamente en el aroma a frutas que desprendía Kailan y en esa sonrisa despampanante suya que lo hacía sentir que todo estaría bien al final del día. No le gustaba mucho la idea de que esa chica luciese prácticamente igual a su mejor amiga, se sentía como... Sucio, traicionero; pero, no le quedaba de otra.
Tenía que seguir con su papel sin levantar sospechas si quería regresar pronto a su Tierra, con su Kailan.
Joe se encuentra cantando un jazz suave y encantador al oído, aquella canción que su mejor amigo adoraba con el corazón y la primera que escucharon juntos en un bar de mala muerte. Su voz, tan entonada y definitivamente fascinante, mantiene a más de uno al borde del llanto más discreto, incluyendo a Kailan, la cual no deja de apretar la mano de Barry cada que siente que las lagrimas van a comenzar a correr por sus mejillas. El castaño se dedica únicamente a acariciar la cabellera fogosa de la mujer, dándole besos en su frente de manera paulatina, siendo ésta su manera de ayudar a controlar sus emociones, igual a lo que su Kailan haría en su lugar. La pelirroja, a media canción, suspira y mira directamente a los ojos de Barry, éste sintiendo cómo algo se remueve dentro de él al observar esas preciosas esmeraldas cristalizadas.
—No vayas a llorar... —Pide en un murmullo, ahuecando con ambas manos sus tersas mejillas.
Ella sorbe la nariz sin cuidado, sintiéndose en confianza acompañada de su esposo—. Lo siento, es que... Papá solía poner esa canción siempre que iba a dormir. Amaba contarme la historia de cómo se conocieron él y Joe; siempre terminaba diciéndome que sería un sueño para él que Iris y yo fuéramos igual de unidas que ellos.