《Capítulo 19》

644 69 65
                                    

Mi habitación está vacía sin ti.

Él veterinario se quita el objeto que usó para escuchar los latidos de Zeus, se pone de pie y avanza hasta a mí. Me va decir que todo está bien, que Zeus debe ser llevado a un centro para curarlo o algo. Zeus y yo iremos a correr ya que eso nos gusta, vamos a comer mucho y jugar. Lo voy a llevar a Francia para que vea a Cloe, si, eso voy a hacer.

— Lo siento mucho, el corte fue muy profundo. Cuándo llegué ya estaba — hace una pausa. — muerto.

Mi mundo se paralizó en ese momento, no quería a nadie, no quería pensar, no quería que eso fuera verdad. Lágrimas ruedan por mis mejillas y mis ojos van a mi bebé, me acuesto con el para sentir su suave pelaje, Zeus es muy suave.

— Él veterinario no sabe lo que dice cariño. Yo te — mi voz se corta. — te voy a llevar para que alguien más te vea. Si, eso voy a hacer. Tú solo aguanta.

Subo las escaleras con rapidez y busco mi celular. Bajo y me siento en el suelo junto a Zeus. Pongo en el buscador veterinarios cerca a dónde vivo. ¿Cómo es qué no atienden a está hora? Está es una emergencia y todos ahora duermen como si nada hubiera pasado, no saben que acaban de dejar que un perrito maravilloso... se vaya.

Tiro mi celular contra la pared sin importarme que se haga añicos, cojo una manta que está en el sofa y tapo a Zeus, no le cubro la cara ya que quiero verlo todo lo que puedo. Esto es algo que no puedo soportar, me duele más que el hecho de que Mikael me haya dejado, me duele tanto que no se compara a nada. Quiero que solo sea una pesadilla, quiero despertar y llevarlo a Francia para que este con su novia.

Pablo habla con él veterinario de algunas cosas que ahora no me importa, me quedo viendo a mi Zeus con los ojos cerrados. Es tan hermoso, limpio las lágrimas que se le escaparon.

— Lo siento tanto Mikela. — la voz de Lucas se escucha detrás de mí pero no quiero hablar con él, no quiero hablar con nadie ahora.

— Mikela, lo siento. Pero ¿qué quieres hacer con el cuerpo? — pregunta Pablo.

¿Qué hago con su cuerpo?

No quiero dejarlo, pero sé que este es un lugar caliente y se va descomponer.

— Incinerarlo. — digo volteando para verlos.

— Tengo el auto de la empresa y podemos llevarlo ahora. ¿Quieres ir conmigo o prefieres que te traiga las cenizas? — pregunta él veterinario.

Me duele saber que ahora estoy pensando que hacer con el cuerpo de mi Zeus, es un dolor que no puedo soportar. Siento que voy a caer de nuevo.

— Prefiero que traigas las cenizas, por favor. — digo y él asiente.

Sus miradas van a Zeus. Es momento de decirle adiós. ¿Qué le digo? Zeus sabe todo lo que pienso de él, sabe hasta los momentos más vergonzosos de mi vida ya que en las noches que no podíamos dormir compartía mis anécdotas.

Me arrodillo y miro el cuerpo sin vida, las moscas ya están apareciendo.

— Lo siento tanto, no debí ponerte en riesgo. Que tonta soy, pero eso ya lo sabemos los dos. — río. — ¿Qué puedo decirte? Ya sabes todo, te amé desde el momento en que te vi en los brazos de Trent, eres el mejor amigo que pude tener. Quizás ahora estes arriba con muchos amigos tuyos, estás corriendo por una pradera o coqueteando con una perrita. No te preocupes por mí, yo estaré bien aquí.— siento como los sollozos amenazan con salir pero trago grueso. — ¿Te cuento un secreto? — me acerco a su cuerpo y le susurro. — Seré feliz, ya no pensaré tanto las cosas y te juro que nunca te voy a olvidar, mi pequeño pulgoso. — me alejo y le doy una última mirada. — Te amo, Zeus.

Enamorándome de alguien más (Olvidarte para siempre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora