《Capítulo 39》

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¿Qué son los Alias?

Me muevo en la cama y siento como alguien me mueve con más fuerza hacía los lados.

Mamá, ya déjame. — digo empujando a mi madre sin abrir los ojos.

— Si que eres dormilona. — una voz de mujer muy fina se escucha.

Está más que obvio que no es la voz de mi madre.

Abro los ojos y una figura delgada en las partes que se debe y rellenas en las partes que se debe aparece. Es una chica rubia, ojos cafés intensos y un collar de estrella fugaz en su cuello.

— ¿Tú quién eres? — pregunto poniéndome de pie.

Tengo puesta mi pijama y ella un vestido blanco, se ve mucho mejor que yo. Mi pijama es de Patricio estrella.

— Primero, debes saber que esto es un sueño. — bueno, ya no me sorprende nada. — No me puedes tocar, es una ilusión astral que me han ayudado hacer.

Entrecierro los ojos y trato de entenderlo. Nunca he visto a esta chica, ¿por qué estoy soñando con ella?

— ¿Por qué no puedo tocarte? — pregunto. — Ya he vivido esto y si he podido tocar a los que vinieron.

Me cruzo de brazos, ella me quiere timar, si, es eso.
Pues no mija, a Mikela Ross nadie la tima.

— Porque yo no soy como esos Alias.

— ¿Qué? ¿Alias? — pregunto sin entender nada.

Rueda los ojos.

— Soy de la familia original y por eso no puedo estar aquí, mi única opción fue hacer una ilusión astral para estar aquí. — asiento con la cabeza tratando de procesar todo. — No me preguntes nada más, si te digo otras cosas es posible que manden a alguien a borrarte la memoria.

Por instinto llevo mis manos a la cabeza y niego.

— ¿Por qué estás aquí? ¿Quieres algo de mí? — pregunto.

— No te creas importante mortal. — se sienta en la cama cruzando sus piernas. — Le estoy haciendo un favor a Mikael.

Mikael.

Me siento a su costado y espero que me dé más respuestas pero necesito preguntar algo.

— ¿Mikael es tú

— Iuuuuu. — dice haciendo una mueca de asco. — Mikael es mi pequeño hermanito, bueno, no de sangre pero yo lo cuido siempre. A veces se mete en muchos problemas ¿y quién debe salvarlo? Atalia. — dice entornando los ojos. — Mi nombre es Atalia.

— Soy Mi...

— Mikela, lo sé. — termina la oración por mí.

— Sabes que ya no verás nunca más a Mikael ¿verdad? — pregunta haciendo que yo abra los ojos.

Pensé que lo seguiría viendo, aunque sea en mis sueños.

— ¿Por qué ya no? Él puede seguir apareciendo en mis sueños, como antes. — digo tartamudeando ya que no me salen las palabras con fluidez.

— Lamentablemente no. — suelta un suspiro. — Lo he ayudado mucho a verte, ahora está en el calabozo — estoy por decir algo pero ella habla. — pero mañana temprano sale.

— ¿Por qué está en el calabozo? ¿Dónde queda ese calabozo? — pregunto apretando los puños.

— Arriba, pero convenci a mis padres de que lo suelten.

Enamorándome de alguien más (Olvidarte para siempre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora