《Capítulo 68》

301 41 80
                                    

¿Te dolió cuándo abortaste?

Tres palabras.

CHINGA.

TU.

MADRE.

¿Esto es una broma para algún canal de youtube?

¿Amy por fin decidió abrir un canal y es una broma?

¿Estoy soñando?

PELLIZCATE.

Mi mano sube a mi brazo izquierdo y me pellizco teniendo cuidado con la navaja en mis manos. Coño, si es verdad, no estoy soñando, esto es real.

—¿Por que tu? — es lo único que sale de mi boca cuando veo como el tira la mascara al suelo con una sonrisa ladeada. 

—Vamos Mikela, me sorprende que no sospecharas nada. Te creí más astuta. — inclina su cabeza y con el cuchillo me señala.

Estoy apunto de tirarme al suelo, fingir que estoy muerta y así me deja. Cuando se vaya podría irme corriendo gritando que resucite, aunque no sería creíble si no lo hago al tercer día.

Carajo, maldita historia.

— No tiene puto sentido, ¿por qué tú? ¿por qué me haces todo esto? ¿qué hice para merecer toda esta mierda? — aprieto mis manos con fuerza, mis pies por instinto dan un paso hacia adelante.

Sin importar el miedo.
Sin importar de lo que es capaz de hacer.
Sin importar nada.

— Ya habrá tiempo para explicar todo esto, pero primero. — se aclara la garganta y señala con su dedo algo o alguien atrás. — Dulces sueños, Mik.

No tengo tiempo de reaccionar, mi cuerpo cae al suelo por el golpe recibido. Mis ojos se cierran viendo su rostro una vez más, aún sin creerlo caigo inconsciente.


(...)

Lo primero que hago al abrir los ojos es soltar un chillido por el ardor en mi vientre.

— ¡Ah, no! — grito de dolor por el ardor.

Mierda, como duele.

Mi vista empieza a notar todo, trato de mover mis manos, mis piernas pero no puedo. Veo como un metal me sujeta las dos muñecas arriba de la cabeza, en mis piernas hay algo que me tiene sujetada contra la cama, o bueno. Contra esta cama de metal.

— Buenos días, Mik. — escucho como él me saluda dejando de cortar mi vientre con esa navaja en sus manos.

Retira la navaja y noto sangre alrededor, mi respiración acelerada me asusta aún más y mi cuerpo arde. Lágrimas ya caen de mis ojos por el dolor, me cortaron el abdomen.

Él se quita el tapabocas blanco y me dedica una sonrisa ladeada.

— ¿Por qué? — solo suelto eso entre jadeos.

Se quita los guantes de látex tirándolos al basurero, los guantes que ahora tienen restos de sangre, de mi sangre.

— ¿Te dolió cuándo abortaste? — pregunta acariciando mi mejilla y haciéndome temblar.

Ladeo la cabeza para que no me toque pero él me agarra fuerte del mentón haciendo que mire sus ojos. Antes me gustaban, mierda, me gustaban tanto. Ahora, solo siento asco.

Enamorándome de alguien más (Olvidarte para siempre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora