— ¿Puede venir Aaron hacer la tarea?
— Emma, es la quinta vez que te digo que no.
— Pero es de sabios cambiar de opinión.
— Soy de los sabios que creen firmemente en una causa.
— Y yo soy un sabio que persevera.
— Emma, ponte los zapatos nos vamos al partido de Georgi.
Infla los cachetes — Por favor — termina haciendo un puchero.
Stiles la ignora y le pone la gorra de béisbol a su hijo.
— ¿Cenaremos hamburguesas?
— Con patatas fritas.
— Emma, dile a Pops que dice Clary que prefiere quedarse en casa.
— Pops...
— Hannah, no puedes estar enojada conmigo para siempre.
— Emma, dile a Pops que en esta vida todo es posible.
— Pops...
— Emma, ve por tus zapatos, cariño. Hannah, ve por Clary. Todos iremos al partido de béisbol.
Pone a su pequeño en el suelo y busca con la mirada las llaves del auto.
— ¡Clary, Pops dice que si no bajas te castigara! — hace una pausa y vuelve a gritar — ¡Ya sabes como es de injusto!
Emma llega con sus zapatos disparejos.
— Emma, no son el mismo par.
— Es que no encuentro nada. Ahora, Aaron es un buen chico.
— Que no, Emma. Ve por tus sandalias, están debajo del sofá.
— Pero habrá polvo.
— Hannah, ayuda a Emma por favor.
Clary entra en la cocina.
— No quiero ir, tengo que estudiar. — aparta la galleta que le está ofreciendo su hermano.
— Sí claro. Por favor ayúdame a buscar el bate de Georgi.
— En cerio que eres de lo peor. — se marcha. — ¡Y no tengo idea donde está el maldito bate!
— ¡Castigada!
— No hay que decir groserías — le sonríe y le tiende una galleta.
— ¿Nolan te dio galletas?
Asiente — Dijo que no estaban prohibidas.
Le jala el paquete de galletas — No puedes comer galletas antes del partido, te dolerá el estómago.
— Papi, mis galletas.
— Te las devolveré después.
Su hija entra y toma una galleta.
— No puedes comer antes del juego.
— Yo no voy a jugar.
— Papi, Emma se acabará las galletas.
— Hay muchas, no seas envidioso.
— Hannah, perdón por haber estropeado tu tarea.
— Aw, mi bebé tan tierno — le da un beso en la frente.
— Emma, quítate el abrigo, no hará frío.
— Hannah me lo dio.
— Hannah, no seas mala con tu hermana.
— ¡Yo no soy la mala!
Deja a sus hijos en la cocina y se para frente a las escaleras.
— ¡Clary!
Le duele el vientre y se sostiene de la pared. Respira profundo y exhala. Tal vez hoy no debió de empujar esa camilla. Tal vez ya no debe de ir a trabajar.
Su pequeño llega y lo abraza — ¿Papi?
— Estoy bien. ¿Quieres ir por Clary?
Asiente.
— Muy bien niñas, hay que irnos.
Va a la sala y toma la mochila de su hijo.
Emma tiene puesta la gorra del equipo de su hermanito al igual que Hannah.
— Yo abro el auto — toma las llaves y sale por la puerta.
— Pops ¿te ayudo con la mochila de Georgi?
Le tiende la mochila.
Clary baja y azota la puerta al salir. Jura que él no era así de adolescente.
El llanto de su hijo lo saca de sus pensamientos.
— Papi, Clary ha dicho que voy a perder.
— No, para nada. Cariño, tú equipo siempre gana. Tú estás en el equipo.
Su hijo pide que lo levante pero él lo distrae diciéndole que deben encontrar el bate.
— ¡Pops, dice Hannah que el bate esta en el auto!
De acuerdo.
En el partido ganan. Su hijo es un gran bateador. Así que celebran comiendo hamburguesas.
Hannah aún no perdona a Georgi.