Antes de salir de casa me doy una última ojeada en el espejo.
No puedo creer que a mis 25 años tengas nervios de entrar a la Universidad.
Sí. Terminé la preparatoria hace 5 años, pero por asuntos familiares nunca pude estudiar una carrera profesional.
Así que ahora lo hacía.
Nunca es tarde, ¿No?
Tomo mi mochila y las llaves de mi coche.
"Este va a ser un día normal" me digo a mí mismo "Tiene que serlo".
Y sucede justo lo contrario apenas abro la puerta.
¿Qué demonios hace un hombre a las siete de la mañana, trajeado, afuera de mi departamento?
-Señor –me saluda.
-¿Puedo ayudarte en algo? –le pregunto, mirando hacia afuera, inspeccionando si hay alguien más.
-Soy Alexander Hunter, señor –dice seriamente-. Su escolta privada.
Mi primera reacción es sonreír.
-No tengo tiempo para bromas –le digo-. Voy tarde.
-Señor.
Y paso de él.
Pero apenas doy un par de pasos y el hombre me sigue.
-Voy a llamar a seguridad –le digo, sin detenerme.
-Yo soy su seguridad, señor –replica él tras de mí.
Me detengo en seco, y lo encaro.
-¿Quién eres?
-Alexander Hunter, señor –repite-. Su escolta privada.
-¿Escolta Privada? ¿Qué carajos es eso? ¿Estás jugando?
-El señor Velázquez...
Apenas escucho ese apellido y elevo mi mano para silenciarlo.
Me obligo a respirar antes de continuar caminando rumbo al elevador.
Saco mi teléfono celular y marco rápidamente el número.
-¿Diga?
-¿Quieres explicarme por qué demonios hay un hombre siguiéndome ahora mismo?
-Buenos días, hermano. Estamos bien, tu cuñada, tus sobrinos... todos estamos bien. Gracias por preguntar. ¿Tu cómo has estado? Hace bastante tiempo que no sé de ti...
-David, no tengo tiempo para estupideces –replico.
-Es tu Guardaespaldas, Daniel –me dice-. Creí que le había dicho a Helen que te avisara. Supongo que lo olvidé.
-¿Para qué diablos quiero un Guardaespaldas?
-¿Para que cuide tus espaldas?
-David, no estoy jugando. Cancela esto. Ya.
-Lo siento, hermano. Ya está hecho.
-Claramente no necesito uno de tus hombres siguiendo mis pasos.
-No es uno de mis hombres, y no está siguiendo tus pasos. Te está cuidando.
-¡Es uno de tus hombres, maldición! No quiero un matón cerca de mí. Acordamos que llevaríamos esta situación lo más normal posible.
-No es uno de mis hombres –repite-. Es un Guardaespaldas profesional. Es ex marine, el mejor de su escuadra. Te mandé su curriculum completo a tu correo.
ESTÁS LEYENDO
Guardaespaldas
RomancePara Dan escapar de las sombras de su pasado parecía sencillo; pero los lazos familiares no son fáciles de romper. Y esta vez no estará solo.