-¿Tienes frio? –me pregunta cuando cruzo mis manos sobre el pecho.
-Un poco –admito-. No traje sudaderas.
Hunter se quita la chaqueta y me cubre con ella.
-Gracias –mascullo.
Y vuelve a tomar mi mano.
Hemos pasado toda la noche despiertos.
La mayor parte del tiempo estuvimos en silencio.
Hacíamos alguno que otro comentario. O teníamos alguna que otra conversación.
Y encendimos varios cigarrillos.
Pero jamás soltamos nuestras manos.
Y ahora estábamos en la azotea de la casa.
Hunter dijo que el amanecer era hermoso desde este lugar..
-El sol saldrá en unos minutos, justo por ahí –me dice, señalando con su dedo un punto entre dos colinas a lo lejos.
-Ojala no lo hiciera –mascullo.
-¿Por qué?
-Porque no quiero que amanezca.
-¿Por qué? –inquiere, mirándome a los ojos.
-Porque no quiero regresar a Ensenada –confieso-. Quiero quedarme aquí.
Suspira.
Suelta mi mano y pasa su brazo sobre mis hombros, juntándome a su cuerpo.
Recargo mi cabeza en su hombro y cierro los ojos.
-¿Qué estamos haciendo, Daniel? –inquiere, por lo bajo.
-No lo sé –admito.
Suspira nuevamente.
Nos quedamos en silencio, y miramos fijamente como poco a poco sale el sol frente a nosotros.
-¿Tienes sueño? –me pregunta una vez que ha amanecido por completo.
-No –miento.
Me atrae ligeramente contra su cuerpo y después me suelta.
-Ven, vamos a dormir un poco –dice mientras toma mi mano.
Y caminamos juntos hacia las escaleras que llevan al interior de la casa.
Hunter me conduce hasta la habitación en donde me había dejado horas antes.
-Te dejaré dormir –me dice.
-No tengo sueño –vuelvo a mentir.
Lo único que quería era que él no se fuera.
Sonríe suavemente.
-Bueno, ven. Vamos a recostarnos.
Y tomando mi mano me lleva a la cama.
Se quita los zapatos, y yo hago lo mismo.
Y nos recostamos ambos.
Nuestros brazos apenas se rosan, pero tan solo con sentir su calor corporal mi respiración comienza a ser irregular.
Hago un esfuerzo en cada parpadeo por no quedar dormido, pero poco a poco voy perdiendo la batalla.
Estoy apenas cayendo en la inconsciencia cuando despierto de golpe por un movimiento que sentí junto a mí.
-Tranquilo –me dice Hunter. Está sentado en la cama-. Solo tomaré una cobija. Estás temblando.
Estoy adormilado, pero lo veo tomando la cobija, y expandiéndola sobre mí. Cubriéndome con ella.
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Guardaespaldas
RomancePara Dan escapar de las sombras de su pasado parecía sencillo; pero los lazos familiares no son fáciles de romper. Y esta vez no estará solo.