Cuando abro la puerta lo primero que veo es al hombre trajeado frente a mí.
-Buenos días, señor –me saluda.
-Buenos días, Hunter.
Camino hasta mi coche en completo silencio.
La noche anterior no había hecho nada más que ver películas en Netflix.
Me sentía prisionero.
Sentía como si no tuviera el derecho ni siquiera de salir a buscar algo de cenar.
Si, supongo que era una actitud estúpida, pero no es fácil acostumbrarse a que alguien te siga.
-¿Prefiere que yo conduzca, señor? –me pregunta cuando llegamos al auto.
-No, estoy bien –contesto.
Y subimos al coche.
Hoy me espera otro primer día.
En mi horario se marcan clases que no tuve ayer, así que supongo que tendré que pasar por la misma experiencia de ayer.
Para mi suerte, de las cuatro clases que tuve, solo en una de ellas me cuestionaron sobre mi apellido.
Y bueno, ojala pudiera decir que el hecho de tener a Hunter a mis espaldas en todo momento dejó de ser relevante.
Pero no.
Y conforme pasó la semana las cosas siguieron igual.
Si yo no puedo acostumbrarme, entiendo que ellos menos.
Aunque intentaba convencerme de que no venía aquí para hacer amigos, la verdad es que el rechazo no se sentía muy bien.
Y no es tanto el rechazo en sí, sino que mi monstruo personal tenía la expresión más fría que había visto en mi vida, nadie se atrevería a acercarse a mí.
Y yo no soy una persona cohibida, o con dificultad para hacer amistad.
Pero fuera de clases Hunter no se separaba más de un metro de mí, y llegar a conversar con alguien no era cómodo si un hombre venía conmigo.
Así que no fue hasta el final de semana cuando tuve mi primer contacto social con otro alumno.
Alumna, de hecho.
-Hola –me saludó mientras se sentaba frente a mí en la mesa del comedor, en donde yo estaba solo, por supuesto. Claro, con Hunter de pie tras de mí.
-Hola –conteste con toda la amabilidad que pude.
-Oye, estás conmigo en clase de Administración –me dice-. La maestra me mandó los equipos para las exposiciones. Y nos tocó juntos. Solo quería comentártelo.
-Okay –sonrío-. Muchas gracias. ¿Qué hay que hacer?
-Pues somos el equipo tres, así que aún tenemos tiempo. La verdad es que no dio más instrucciones, solo formó los equipos según su lista de asistencia y me lo mandó por correo.
-Vale. ¿Sabes con quien más estamos?
-Sí. De hecho ya hablé con ellos. Igual si gustas puedes pasarme tu número para agregarte al grupo, ahí nos pondremos de acuerdo.
-Por supuesto.
Y justo en ese momento Hunter da un paso hacia más hacia nosotros.
La chica, que estaba sacando su teléfono celular para registrar mi número, se queda mirándolo.
-Ignóralo –le digo sonriendo-. Yo lo hago.
Mi comentario la relaja, y sonríe.
-No sabía si... si podía acercarme –masculla, apenada.
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Guardaespaldas
RomancePara Dan escapar de las sombras de su pasado parecía sencillo; pero los lazos familiares no son fáciles de romper. Y esta vez no estará solo.