El viaje de regreso a Ensenada fue muchísimo más rápido que el de ida.
Porque la forma de conducir de Hunter es muy veloz, y porque ahora venimos charlando.
-¿Quién eres? –le pregunté sonriendo-. O sea, ¿Cuál es el verdadero tu?
-¿Cómo que quien soy? –sonrió-. Soy Hunter, señor; Su escolta privada.
Le doy un golpe en el bíceps.
-Ya, en serio –le digo-. ¿Eres el aterrador Hunter del principio, o eres este?
-¿Y cómo es "este"?
-Adorable –sonrío.
-Soy ambos –contesta-. De hecho, soy más que eso. Psicológicamente se dice que tenemos alrededor de 7 personalidades. Somos personas diferentes dependiendo del lugar en donde estemos. Y al final, nuestra esencia real, es una mescla de esas siete personalidades.
-¿Y cuál personalidad estoy viendo ahorita?
-Me conociste en mi personalidad profesional. No es nada personal, son simples conjuntos de códigos de comportamiento y ética que debo seguir.
"Justo ahora... justo ahora estás viendo mi esencia. Me estás viendo a mí.
-Pues me gusta –admito-. Espero poder seguir viéndolo.
Me mira y sonríe.
-Por ahora vamos a mantenerlo entre nosotros –me dice.
-¿Por qué?
-Porque sigo siendo tu Escolta Privada. Y las personas deben saber que tienes a alguien que te protege. Así lo pensaran dos veces en acercarse.
-Pero me gusta que las personas se acerquen.
-Las agradables, si. Pero hay mucho más que eso. Y por eso me contrataron.
-Bueno, la ventaja de eso es que puedo tenerte siempre que quiero.
-Y la desventaja es que también cuando no me quieras ahí tengo que estar.
-Si este Hunter es el que va a seguir mis pasos, no creo que no te quiera por aquí.
Voltea a verme, aprieta mi mejilla con sus dedos y sonríe antes de regresar su atención a la carretera.
Estamos a unos quince minutos de entrar a la ciudad, y ya está anocheciendo.
-No quiero llegar a casa –me quejo.
-¿No estás cansado del viaje?
-No –respondo-. O sea, quiero estirarme. Pero no quiero ir a encerrarme a casa.
-Mañana tienes escuela –me dice-. Tienes que ir a descansar.
-No eres mi padre –bromeo.
-No, pero ahora además de ser tu Guardaespaldas soy tu amigo. Y puedo darte consejos –sonríe.
-Bueno, ¿Qué me aconsejas ir a cenar? ¿No tienes hambre?
-Un poco, si.
-¿Cuándo comes, Hunter? Creo que te he visto comer dos veces desde que nos conocemos.
-Como en casa –contesta-. Por las mañanas antes de salir, y en las noches al regresar.
-Pero... eres enorme –mascullo-. ¿No deberías comer como siete veces al día para mantener ese físico?
-Sí, debería. Por eso ambas comidas son especiales: con las cantidades necesarias de proteínas, carbohidratos y calorías. Muchas de ellas son incluso comidas deshidratadas. Es mucho menos complicado de preparar.
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Guardaespaldas
RomancePara Dan escapar de las sombras de su pasado parecía sencillo; pero los lazos familiares no son fáciles de romper. Y esta vez no estará solo.