Suena la alarma y tardo unos cinco minutos en levantarme.
Me doy una ducha, aun adormilado, y antes de arreglarme tomo mis cigarrillos y salgo al balcón con la toalla anudada a mi cintura.
-¡Hunter! –grito.
Este tarda alrededor de diez segundos en aparecer.
-Señor, buenos días –me saluda-. ¿En qué puedo ayudarle?
-¿Qué decidiste? –le pregunto-. Quiero saber si me arreglo para ir a la Universidad, o me arreglo para salir de viaje.
-Señor, no quiero afectar sus actividades diarias.
-Por el amor de Dios, Hunter. ¡Deja de llamarme señor!
-Lo siento, Daniel –sonríe ligeramente.
-¿Quieres ir? –inquiero-. Se honesto conmigo. ¿Quieres ir?
Se queda mirándome por un par de segundos.
-No es tanto como que quiera, ir señor. Aunque si quiero. Más bien es un deber.
-Bueno, pues, ¿Te parece bien si vamos? O si prefieres ir solo, lo entenderé. Y te prometo que no daré problemas aquí.
-No puedo separarme de ti, Daniel. Si tú no vas, yo no voy. Pero no quiero que sientas que es una obligación para ti acompañarme. Aun tengo tiempo, puedo buscar a alguien que...
-Ya, no se diga más –lo interrumpo-. Nos iremos hoy. ¿Te parece? ¿O es muy apresurado?
-Por mi está bien, Daniel. ¿Tú tienes algún inconveniente?
-En lo absoluto –contesto-. Vale, pues entonces ahorita termino de vestirme y estaré listo. ¿Okay?
-Perfecto, Daniel.
Asiento y sonrío.
-¿Quieres uno? –le pregunto mientras saco un cigarrillo y lo enciendo.
-No, gracias –responde-. Es muy temprano para fumar.
Me encojo de hombros.
-Fumar es fumar. Me hace el mismo daño en la mañana, en la tarde o en la noche.
Suelto el humo y fijo mi vista en el horizonte.
-Bueno. Me convenciste –dice.
Sonrío y le entrego la cajetilla.
Ambos nos quedamos fumando en silencio, mirando como el sol sale a lo lejos.
-Bueno, iré a arreglarme –le digo cuando termino mi cigarrillo.
-Okay, te veo afuera.
-Okay. Por cierto, te ves bien.
Hoy no viste su típico traje negro.
Está usando una camisa celeste de manga larga, que se adhiere a sus músculos, haciendo que luzca muy imponente.
Trae también un pantalón de vestir azul, y un cinto color café.
Mi idea de que luciera "normal" ha fracasado.
Creo que Hunter nunca lucirá normal.
Sus músculos llaman mucho la atención, al igual que su rostro. Y su cabello rubio cobrizo oscuro, del mismo color que su barba poblada.
-Gracias, Daniel –responde-. Tu también luces bien.
Sonrío.
-Gracias, es la toalla más bonita que tengo –bromeo.
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Guardaespaldas
RomancePara Dan escapar de las sombras de su pasado parecía sencillo; pero los lazos familiares no son fáciles de romper. Y esta vez no estará solo.