Capítulo XIII

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Capítulo XIII: “El beso de la locura”

Brian salió de su hogar poco después de llegar de su viaje, apenas se dio tiempo de tomar una ducha y salió hacia la casa de Roger.

Corrió lo más rápido que podía y aún así sentía que no avanzaba.

Después de eternos minutos llego y se paró frente a la puerta y tocó con desesperó.

La puerta se abrió y dejó ver a John, quién al verlo palideció.

— ¿Y Roger? –pregunto recuperando el aliento.

— Está en su habitación –respondió muy bajo.

Brian paso rápidamente a un costado de John y corrió hasta la habitación de su pareja.

Al llegar abrió la puerta sin tocar y vio a Roger recostado en su cama, con el rostro cubierto.

— ¡Roger! ¿Estás bien? –pregunto acercándose a él para abrazarlo.

El rizado miro como de los ojos azules de su novio se escapaban algunas lágrimas.

— Brian... –susurro el menor.

— ¿Qué pasó? ¿Qué te pasa? –pregunto preocupado.

Roger no podía mirar a su pareja a las ojos, pues sentía la traición cometida por su parte y no era capaz de sopórtalo.

— Brian... Yo... Yo te fui infiel –soltó.

Brian lo miró y se separó de él.

— ¿Qué?... No, tú no serías capaz de eso ¿O sí? –pregunto desesperado.

— Te fui infiel, fue un error –dijo llorando.

— ¡Roger... Dile la puta verdad! –grito John desde la puerta de la habitación.

— ¡Esa es la verdad! –dijo Roger.

— ¡Se la dices tú o se la diré yo! –amenazo el castaño.

— ¿De qué hablas? –pregunto Brian.

— ¡Roger! –dijo John.

Roger miro como Brian se acercaba a John para escucharlo y se asustó al pensar en su hermano.

— ¡Me violaron! –grito el ojiazul.

Haciendo que Brian se paralizará.

Brian miró a su novio y luego a su cuñado.

— ¿Qué? –pregunto incrédulo.

— Unos chicos me golpearon y después me... Me violaron –dijo con la voz rota.

Brian estaba procesando la información que su novio le había dado y sintió como la furia se apoderaba de él, hasta que escucho los sollozos de Roger, a quien miró y todo en su interior se derrumbó.

Roger estaba llorando, mientras cubría su rostro con sus manos.

Brian se acercó a él de manera lenta para no asustarlo, descubrió su rostro y le miró directo a los ojos, encontrándose con una de las imágenes más desbastadoras, en la mirada de Roger estaba plasmado el terror y la vergüenza.

Brian con el corazón roto, tomo el rostro de Roger, acercó el suyo y de manera lenta y delicada beso al menor, tratando de transmitirle apoyo, amor y lealtad.

Ese beso dulce por su reencuentro y salado por el dolor que representaban las lágrimas derramadas por Roger.

— Soy un asco, una basura –dijo Roger.

Mi Último Cigarro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora