Capítulo III

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Capítulo III: “Acuerdo”

Brian caminaba junto a Freddie, quién hablaba de manera animada con uno de sus amigos.

Habían ido a la biblioteca a entregar unos libros.

Después de unos cuantos metros pudo ver a los lejos un melena rubia y supo que era Roger, pero se extrañó al notar que este corría rápidamente hacia su dirección.

— ¡Mercury! –grito Roger.

El grito hizo que Freddie también volteara a ver.

— ¿Qué pasa, Taylor? –pregunto el Mercury menor.

— Olvidaste esto en el laboratorio –dijo el rubio mostrándole su libro de química.

— Ah, gracias –respondió el rizado.

El rizado miro como el rubio trataba de recuperar el aliento.

— Fred, dile a mis papás que llegaré tarde –dijo Brian.

— ¿A dónde vas? –pregunto el dientón.

— Llevaré a Taylor a su casa y después le daré asesoramiento –dijo el rizado.

Freddie miro por unos segundos a su mellizo y después suspiro.

— Llega a la cena –dijo dándole la espalda.

Brian asistió y se acercó a Roger.

— ¡Ah! –Freddie se giró y se acercó a su hermano– Y toma esto –dijo entregándole algo de dinero– cuídate –le dio la espalda nuevamente.

— Gracias Freddie –dijo Brian.

Aunque no lo pareciera los mellizos Mercury solían cuidarse mucho mutuamente.

El rizado se giro.

— Muy bien Taylor, vamos a comer –dijo mirando hacia donde anteriormente estaba el rubio.

Levantó la mirada y lo vio a unos cuantos metros de él.

El rizado suspiro y corrió detrás de él.

— Gracias por esperarme, Taylor –dijo con sarcasmo el mayor.

— No tengo tiempo –dijo mirándolo– tengo que ir por mis hermanos –dijo mirando su reloj– ¡mierda, ya es tarde! –exclamo antes de salir corriendo.

El rizado corrió detrás de él durante unas cuántas cuadras hasta llegar a una escuela.

Cuando estuvieron a las afueras de la escuela, Roger paró y se giró.

— ¿Qué haces aquí? –pregunto mirando a Brian.

— Te acompañaré a tu casa, pero antes te llevaré a comer –dijo Brian.

— ¿Porque demonios me llevarías a comer y me acompañarías hasta mi casa? –pregunto el menor.

— Por... –respondió Brian con sus mejillas sonrojadas.

— ¡Roger! –gritaron mellizos Taylor, acercándose a ellos.

— Hola chicos, ¿qué tal todo? –pregunto mirándolos.

— Muy aburrido –respondió Clare.

— Los maestros nos hicieron dictados –dijo John.

— Vaya, que horror –dijo Roger.

Ambos mellizos miraron a Brian durante unos segundos y después a su hermano.

— ¿Y él? –pregunto John.

Mi Último Cigarro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora