Capítulo X

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Capítulo X: “Realidad”

Roger miraba fijamente el papel que había frente a él, una de sus peores torturas.

Un examen de álgebra.

Era el momento de poner a prueba todo lo que Brian le había enseñado, solo tenía un problema. No recordaba nada.

Realizando grandes esfuerzos trato de recordar, pero simplemente no lograba mucho.

Después de una hora Roger entregaba su examen y salía a gran velocidad del salón, sin esperar a nadie, sin decir nada, se fue.

En el pasillo se topó con James quién rápidamente evitó cruzarse con él, mientras lo miraba con odio.

— Roger, ¿Qué tal tu examen? –pregunto Brian saliendo detrás de él.

— Sinceramente... no lo sé –respondió rascando su nuca.

Roger le contó a Brian un problema que tuvo en el examen para poder saber la respuesta correcta.

— ¿Eh? Roger... Era 45 –dijo Brian.

— Oh no –se lamento el menor.

Brian miro como su novio se lamento y rápidamente lo abrazo por los hombros, lo llevo hasta la cafetería dónde se sentó con Freddie y Joshua.

— ¿Cómo estuvo su examen de física? –pregunto Roger a Brian y a Freddie.

— Sencillo –respondió Brian a lo que Freddie hizo una mueca de disgusto.

— No hay peor tortura que esa –dijo Freddie.

Brian miro a su hermano y después a Roger.

— Está loco –susurro en su oído.

— Sus cariñitos aquí no –reclamo Freddie.

— ¿Celoso? –pregunto Roger acercándose un poco más Brian.

Freddie solo negó y se levantó.

— Vámonos Josh, aquí no nos necesitan –dijo Freddie sonando dolido.

Joshua empezó a carcajear por la exageración de Freddie, se despidió de la pareja y siguió a la reina del drama que tenía por amigo.

El rubio y el rizado empezaron a hablar hasta que por un lado de ellos paso James con una sonrisa cargada de cinismo, la cual solo Roger vió.

— Algo no está bien –dijo Roger.

— ¿Qué? –pregunto el mayor extrañado.

— Algo no está bien, Brian –volvió a repetir el rubio.

Después de algunos minutos Brian calmo a Roger y cuando sonó el timbre lo llevo a clases.

— ¿En serio creías que me podía interesar en alguien como tú? Solo eres mocoso inseguro –exclamo el mayor.

El menor solo trataba de mantenerse firme y no llorar.

— ¿Todo el tiempo me mentiste, todas las palabras, las promesas, todo? –pregunto con la voz rota.

— Oh pequeño John... Pero qué inocente eres –dijo el mayor sujetandolo de las mejillas con una mano– eras un pequeño niño maricon, despreciado, abandonado, nadie podría querer a alguien como tú y aparecí yo, agradece que al menos estuve contigo y te enseñe lo que nunca tendrás –dijo el mayor sonriendo.

— ¿Abandonado? Al menos tenía y tengo a mis hermanos –dijo el menor convencido tratando de zafarse.

— Y eso será lo único que tendrás en la vida –dijo el mayor soltandolo.

Mi Último Cigarro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora